Clementina Guerrero García, y su paso por la administración pública, ha estado marcada por su nula transparencia y la habilidad para brincar de una embarcación a otra, sin respetar algún principio o valor que la haga rectificar en su actuar.

Imposibilitada por las autoridades de la función pública, Tula Guerrero dejó huella en la Universidad Veracruzana en el manejo de las finanzas y las complicidades que tuvo con la rectora Sara Ladrón de Guevara y con Ivonne Cisneros Luján –sindica con licencia del ayuntamiento de Xalapa y actual titular de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud- al grado de que eran conocidas como las “Ladies de las Lomas”.

En el primer periodo de la rectora, Sara Deifilia y sus secuaces hacían, deshacían y permitían todo tipo de acciones, siempre y cuando, les facilitará extender su red de poder. Apostaron al proyecto de Miguel Ángel Yunes Linares y posteriormente al del Movimiento de Regeneración Nacional con su líder Andrés Manuel. El pasado de cada una de ellas les daba ventaja para ganar con cualquier jugada. Así fue.

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En la era Yunes Linares, la rectora y Tula –entonces secretaria de finanzas y administración en la UV- pusieron al servicio del candidato a gobernador a los jóvenes universitarios. Salieron a las principales calles de la capital de Veracruz para exigir el pago del adeudo con la institución, al gobierno que encabezaba Javier Duarte.

En aquel entonces, la instrucción para los estudiantes de la Universidad era ir en contra del proyecto de Andrés Manuel López Obrador y de Cuitláhuac García Jiménez. Los ahora mandatarios fueron rebajados con injurias y con toda crueldad. 

La historia en Veracruz es conocida. Tula Guerrero se prestó a tomar por asalto la Secretaría de Finanzas (14.11.2016) mediante un “acuerdo político”, presuntamente celebrado entre Flavino Ríos Alvarado -gobernador sustituto de Javier Duarte- y el gobernador electo Miguel Ángel Yunes, justificando que eso permitiría una tersa transición de gobierno.

Su estancia en Sefiplan se caracterizó por la ineficiencia, la opacidad, la simulación, viajó en autos de gama alta (cuando llegó en un Audi al Congreso local) y se lanzó a la Península Ibérica en el verano del 2017.

Tula enfrenta, en la plenitud de la cuarta transformación, otra etapa oscura como servidora pública: su pensión como profesora, misma que la llevó a quejarse ante el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IVAI) por el mal uso que realizó, de sus datos personales, el Instituto de Pensiones del Estado (IPE), en torno al acuerdo 88366 que determinó recibiría como pensionada más de 76 mil pesos mensuales.

Ahora, Tula es la tesorera de Hipólito Rodríguez, un alcalde de vergüenza para Xalapa y el proyecto de Morena- quién todavía se atreve a defender la doble moral de la mujer que le impusieron en sus finanzas.

La hacienda de Xalapa en manos de la voracidad monetaria o Hipólito y Clementina solo juegan a perseguirse para decir:

¡Tu-la-traes!

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