Al día de ayer el municipio de Veracruz contabilizó 508 fallecimientos a causa de la pandemia por Covid-19. Ese territorio ha dado un total de 3,553 casos confirmados y 592 casos sospechosos. Esos números indican que, de cada 10 personas afectadas por el virus en todo el estado, 3 se encuentran en el puerto de Veracruz.

Y debemos tener en cuenta que estas son cifras oficiales, criticadas internacionalmente por estar rasuradas. Cuando se haga la contabilidad de las actas de defunción, podremos conocer el verdadero impacto de la tragedia.

Tomando en cuenta las cifras de población de los municipios vecinos de Medellín, Boca del Río, La Antigua y Alvarado, se descubre que es tres o cuatro veces mayor el impacto del coronavirus en el municipio de Veracruz respecto a las otras poblaciones de la conurbación.

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Desde la antigüedad se sabe que por los puertos entra lo bueno y lo malo a los países. Veracruz no es la excepción. El movimiento de gentes y mercaderías en torno a un puerto, da motivo a que todo aquello foráneo, llegue acompañado de beneficios, pero también de algunos perjuicios, como son las enfermedades, las bacterias nocivas y los peligrosos virus.

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Y si a eso le sumamos la enorme pobreza y rezago social en las zonas periféricas, el déficit trae aparejado un inmenso movimiento de personas que tienen menos posibilidades de llevar a cabo medidas preventivas o protectoras contra los virus, en este caso del Covid-19. Un aspecto también a considerar es el carácter festivo y desentendido de los jarochos, observándose que muchos de ellos no hacen caso de medidas de contención y de la sana distancia.

Pero tampoco puede justificarse en las autoridades estatales y municipales -en Cuitláhuac García y en Fernando Yunes -el desinterés, la omisión y la irresponsabilidad en buscar medidas más eficaces para contener el elevado contagio y el número de muertes en la ciudad de Veracruz.

En estos días, el gobernador estuvo más pendiente de dar un autocomplaciente informe de actividades, pobre en contenido, que en tratar de encontrar soluciones concretas para contener la epidemia. Fernando la lleva más fácil y displicente, ya que lo más sencillo es argumentar la mala relación que su gobierno tiene con el palacio de gobierno en Xalapa y el bloqueo que le hacen desde allí.  Del secretario de salud Ramos Alor, ya se sabe que el señor pediatra no embona en ningún sitio ni en ninguna actividad con resultados decorosos, más allá de su especialidad médica. Como muestra están los casos olvidados del VIH-Sida, de las medicinas contra el cáncer para niños y del aumento del dengue, aún antes del coronavirus.

El municipio de Veracruz tiene 600,941 habitantes. Ojalá y que el grueso de la población del puerto no caiga víctima de la insensibilidad y de la separación y pleito político de las autoridades, que muestran consistentemente Fernando Yunes y Cuitláhuac García. 

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