De cierta forma, el Campeonato Mundial de Fútbol Qatar 2022 es un buen respiro para olvidarse, aunque sea por algunos momentos, de las situaciones poco agradables que suceden en México. Es oxigeno natural para purificar el ambiente contaminado que vierte el inquilino principal del palacio nacional. 

Desconectar un poco siempre es bueno. Pero no se puede olvidar que la política no sólo representa algo necesario en la vida humana, sino también la mejora y la dignifica. La política casi siempre ha tenido una imagen equívoca, por ello es necesario precisar su buen entendimiento, puesto que, como todo lo humano, admite tipos, clases buenas o malas. 

Para quien no entiende bien qué es la política y qué se debe hacer con ella se le hará casi imposible hacerla bien. Cuando hay vitalidad y fuerza para hacer política -la que busca el bien común- se siembra y cosecha felicidad común construyendo la base del éxito para las sociedades libres y prosperas.

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San Agustín insistía que: “Es imposible amar lo que es enteramente ignorado, pero cuando se ama lo que es conocido, aunque sea muy poco conocido, esta misma capacidad de amor lo hace mejor y más enteramente conocido.” 

Es necesario reflexionar los tiempos que se viven con los principales promotores y funcionarios públicos de la 4T: ¿Hay un verdadero conocimiento de la política? ¿Se sabe diferenciar entre mudar de opiniones y cambiar de afectos? ¿Qué se entiende por el sentido de lo justo? ¿Se tiene una conciencia ética? ¿Cuál es su sistema de libertades?

La evaluación de la autodenominada transformación no es lo que los morenistas, seguidores y funcionarios públicos creen. Embelesados por una sola voz, suponen que su mesías cuenta con un 70 por ciento de aceptación ciudadana. Consideran que con esa ‘popularidad’ basta y sobra para que la ley no los alcance. Su falta de conciencia les hace atender sólo a esa ‘superioridad moral’.

Pero la estabilidad y el buen funcionamiento de esa estructura dependerá de ciudadanos verdaderamente comprometidos con los principios y las normas del orden democrático, no con marchas provocadoras, donde muchos acudirán para sobrevivir, no por convicción.

La percepción de los ciudadanos de a pie, de las amas de casa es que ‘México no va bien’. La inseguridad está en los niveles más altos de los últimos 30 años; la economía sin crecimiento, con inflación; la salud pública, sin cuadro básico de vacunación, por citar algunos ejemplos. La cuarta transformación es un gobierno con el mismo gasto público que los anteriores, pero sin resultados.

Por ahora, los mexicanos seguirán ocupados en Qatar y las extravagancias del Medio Oriente; la 4T estará apurada con ‘invitar’ a la marcha de López Obrador el próximo domingo; en tanto, la política esperará a algún personaje que no piense tanto en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones, cosa difícil. 

Entre marchas seguiremos.

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