Gobierno de México ha sido claro: a través de un comunicado la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales ha dicho que no permitirá prácticas de experimentación con geoingeniería solar en el país, esencialmente porque “no hay acuerdos internacionales que supervisen las actividades de geoingeniería solar”.

El comunicado sucede de forma reactiva, después de que MIT Technology Review retomara que una pequeña empresa anunciara que exitosamente lanzó dos globos con azufre al cielo de Baja California. Los globos forman parte de las pruebas que la startup Make Sunsets ha conducido y, aunque la idea general es usar azufre para combatir los efectos del cambio climático los globos no fueron rastreados para posterior análisis sobre sus efectos en el cielo de Baja California.

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El CEO de Make Sunsets y co-fundador, Luke Iseman, dijo a The Verge que dada la prohibición total en México, el futuro de la empresa de momento es “indefinido”.

La técnica de arrojar azufre al cielo para combatir el efecto climático no es un invento de Iseman. Varias prácticas de geoingeniería solar buscan precisamente contrarrestar el cambio climático a través de emisión de gases a la atmósfera, como dióxido de azufre y sulfato ed aluminio. La idea general es reflejar los rayos solares de vuelta al espacio ye vitar así el aumento de la temperatura en una región muy focalizada.

Pero la ciencia no tiene evidencia clara y certera sobre la efectividad del mecanismo. Puntos argumentativos hay de gran diversidad, desde los que abordan la técnica como una inocua hasta aquellos que reflejan preocupaciones sobre la contaminación del aire. Los más extremos, como el que aborda Semarnat en su comunicado, hablan incluso de “desequilibrios meteorológicos como vientos y lluvias torrenciales” a causa del uso de técnicas de geoingeniería.

Make Sunsets arrojó azufre al cielo sin consentimiento del Gobierno de la Ciudad de México y de las comunidades ed los alrededores, se lee en el comunicado de la Semarnat.

Espejismos

El Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC) ha enlistado una serie de riesgos asociados con las técnicas de geoingeniería, ya no solamente solar, sino cualquiera de índole climática. En un artículo publicado en 2017 con nombre “Geoingeniería: cambio climático y espejismos”, el grupo de expertos asegura que las técnicas podrían conllevar a efectos irreversibles, puesto que todavía no hay investigación que les avale, ni siquiera en condiciones controladas dentro de laboratorio.

Luego, hay una serie de potenciales efectos de mayor riesgo que están asociados no como tal a las técnicas, sino a su aplicación y gestión, como la posibilidad de que terminen siendo exclusivas para países con alto poder adquisitivo y funcionen como herramienta de marginalización de países más pobres. Vaya, el control del clima que solo puede ser pagado por unos cuantos.

Las investigaciones sobre cómo contrarrestar el cambio climático en el planeta sí están en marcha. The Guardian reportó hace unas semanas que el gobierno de Estados Unidos ha creado un plan de cinco años precisamente para saber con precisión cuáles serían los efectos de técnicas de geoingeniería solar.  En ese país, el investigador Chris Field presentó un informe a la Academia Nacional de Ciencias para recomendar gastar al menos 100 millones de dólares en investigaciones. 

“La Semarnat implementará una estrategia que prohíba estas prácticas dentro del territorio nacional, que sirvan para robustecer las primeras referencias a nivel mundial. Bajo el principio precautorio y las bases establecidas en el Protocolo de Montreal, que impulsa la protección a la capa de ozono y el combate al cambio climático, se detendrá cualquier práctica a gran escala con geoingeniería solar en su territorio, las cuales presumen ser tecnologías de gran escala, pero aún permanecen en desarrollo”.

Semarnat

La discusión sobre control del clima no es una nueva y tampoco es una que tenga que ver solo con la geoingeniería solar. Similares polémicas han generado otras prácticas con escaso respaldo científico y de investigación como lo son los cañones antigranizo que se usan ampliamente en Puebla; o bien, la “siembra de nubes” que supuestamente genera lluvias, una técnica que aunque no tiene respaldo científico fue usada por Nuevo León en sus momentos de crisis ante la severa sequía del año pasado.

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