Científicos del Instituto de Investigación del Suroeste (EE.UU.) publicaron recientemente un estudio en la revista Icarus, en el que sugieren que Mimas, una de las lunas de Saturno, posee un océano interno líquido.

“Si Mimas tiene un océano, representa una nueva clase de pequeños mundos oceánicos ‘sigilosos'”, dijo Alyssa Rhoden, autora principal del estudio y especialista en geofísica de satélites helados.

Si bien los planetas como la Tierra (con océanos superficiales) deben residir dentro de un rango estrecho de distancias de sus estrellas para mantener las temperaturas que sustenten aquellos océanos líquidos, existen los llamados mundos oceánicos de agua interior (IWOW, por sus siglas en inglés), que se encuentran en un rango de distancia mucho más amplio.

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“Debido a que la superficie de Mimas tiene muchos cráteres, pensamos que era solo un bloque de hielo congelado”, explicó Rhoden. “Los IWOW, como Encélado y Europa, tienden a estar fracturados y muestran otros signos de actividad geológica. Resulta que la superficie de Mimas nos estaba engañando y nuestra nueva comprensión ha ampliado enormemente la definición de un mundo potencialmente habitable en nuestro sistema solar y más allá”, agregó la experta.

Los investigadores subrayan que el calentamiento de la superficie de Mimas debe ser lo suficientemente grande como para evitar que el océano se congele, pero lo suficientemente pequeño como para mantener una gruesa capa de hielo que lo cubra.

El equipo también descubrió que el flujo de calor de la superficie era muy sensible al grosor de la capa de hielo.

“Aunque nuestros resultados respaldan la existencia de un océano dentro de Mimas, es un desafío reconciliar las características geológicas y orbitales de esa luna con nuestra comprensión actual de su evolución orbital térmica”, puntualizó Rhoden.

La investigadora concluye que “evaluar el estado de Mimas como una luna oceánica sería un punto de referencia de los modelos de su formación y evolución”, lo que ayudaría a los investigadores a comprender mejor los anillos de Saturno y las lunas medianas, así como la prevalencia de lunas oceánicas potencialmente habitables, particularmente en Urano.

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