Científicos han encontrado pequeñas burbujas de agua de mar que estuvieron atrapadas en rocas durante unos 390 millones de años, un descubrimiento que podría arrojar nueva información sobre la evolución de los océanos y su adaptación a las condiciones climáticas cambiantes.

El agua de mar se conservó en rocas de pirita de hierro en el norte del estado de Nueva York. Ahora fue descubierta por un equipo de investigación que estudiaba en esas piedras la lixiviación de arsénico tóxico, un importante problema medioambiental. Los resultados fueron publicados recientemente en la revista Earth and Planetary Science Letters.

Aunque no es la muestra de agua más antigua de la que se tenga constancia, se cree que son los restos más pequeños de mares antiguos que se hayan estudiado. Los investigadores detectaron pequeños defectos en forma de grupos esféricos de diminutos cristales de pirita, conocidos como framboides.

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 “Primero observamos esas muestras a través del microscopio electrónico y vimos ese tipo de mini burbujas o mini características dentro del framboide, y nos preguntamos qué eran”, informó la geoquímica Sandra Taylor, del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste del Departamento de Energía de EE.UU.

Para confirmar que el agua atrapada en las rocas era realmente salada y coincidía con el perfil químico del antiguo mar interior de la zona, se utilizó una combinación de técnicas de tomografía de sonda atómica y espectrometría de masas, desplegando pulsos láser finamente controlados y haces de electrones.

No es raro que los minerales y las gemas alberguen líquidos atrapados, pero rara vez pueden analizarse a una nanoescala como ésta, según los expertos. Para este tipo de descubrimientos se suele necesitar sal gema o halita, pero los científicos han demostrado ahora una técnica similar para la pirita, que es mucho más abundante.

Mediante el estudio de estos depósitos minerales, los investigadores pretenden saber más sobre cómo el océano gestionó el aumento de las temperaturas, lo que podría arrojar nueva información sobre cómo podría desarrollarse un escenario similar en la actualidad. Asimismo, planean utilizar esas técnicas para comprender mejor cómo interactúa el hidrógeno con las rocas.

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