La sonda espacial Voyager 1 de la NASA protagoniza un “misterio”: el aparato ha estado enviando datos que no parecen coincidir con sus movimientos y su orientación, lo que sugiere que está confundida sobre su ubicación en el espacio, indicó este miércoles la agencia espacial en un comunicado.

Según un equipo de ingenieros, el explorador interestelar funciona con normalidad, recibiendo y ejecutando órdenes desde la Tierra, además de recoger y devolver datos científicos. Pero las lecturas del sistema de control y articulación de la actitud (AACS por sus siglas en inglés) de la nave no reflejan lo que realmente está sucediendo a bordo.

Entre otras tareas, el AACS controla la orientación de la nave de 45 años y mantiene su antena de alta ganancia apuntando con precisión a la Tierra, lo que le permite enviar datos a casa. Todo parece indicar que el AACS sigue funcionando, pero los datos de telemetría que devuelve no son válidos. La información parece ser generada aleatoriamente, o no reflejan ningún estado posible en el sistema de control.

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Sin embargo, la agencia espacial ha dicho que, hasta ahora, el problema del sistema no ha provocado que la envejecida nave entre en “modo seguro”, un estado en el que solo se realizan las operaciones esenciales, dando tiempo a los ingenieros para diagnosticar un problema.

“Un misterio como este es algo normal en esta fase de la misión Voyager”, dijo Suzanne Dodd, directora del proyecto Voyager 1 y 2 en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en el sur de California. “Las naves tienen casi 45 años, lo que supera con creces las previsiones de los planificadores de la misión. Además, estamos en el espacio interestelar, un entorno de alta radiación en el que ninguna nave espacial ha volado antes”, agregó.

Según Dood, el equipo de ingenieros se enfrenta a “grandes retos”. Pero cree que si hay una manera de resolver este problema con el AACS, “nuestro equipo la encontrará”, señaló.

Lanzada en 1977 para explorar los planetas exteriores de nuestro sistema solar, la Voyager 1 ha permanecido operativa y sigue enviando información a la Tierra sobre sus viajes. La nave pionera entró en el espacio interestelar en 2012. Ahora se encuentra a 23.300 millones de kilómetros de la Tierra, lo que la convierte en el objeto más lejano creado por el ser humano.

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