Medio siglo después de la última misión tripulada a la Luna, y con una Estación Espacial Internacional que tiene ya los días contados, la NASA tenía previsto arrancar hoy la primera de una serie de misiones cada vez más complejas. Si todo hubiese ido bien, el cohete habría sido lanzado a las 7:33 (hora de México) desde un “modernizado” Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida), el mismo desde el que despegaron las misiones del programa Apolo que enviaron personas a la Luna entre 1969 y 1972.

Tras varios problemas técnicos, uno de los cuales ha resultado imposible de resolver a tiempo, la NASA ha suspendido el lanzamiento. Aun así, el plan de la agencia espacial estadounidense sigue siendo que la misión arranque a inicios de septiembre y que, de aquí a unos años, podamos volver a ver astronautas caminando sobre el satélite natural de la Tierra.

La situación se ha complicado poco antes de la hora prevista, cuando se han empezado a conocer diversas dificultades que han ido retrasando retrasado el lanzamiento. Según Derrol Nail, portavoz de la NASA, los ingenieros se han topado con un problema técnico “especialmente complicado” que les impedía lograr la temperatura que buscaban en uno de los motores del cohete.

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Poco después, pasados unos minutos de la hora inicial anunciada para el despegue, la agencia espacial ha suspendido el lanzamiento, que espera poder realizar el próximo 2 de septiembre, cuando se abre la siguiente ventana de lanzamiento.

Unos 40 minutos antes de la hora de lanzamiento, la NASA ha anunciado que detenía la cuenta atrás durante al menos 10 minutos, que después se han ido prolongando, para evaluar un posible problema técnico: “El equipo de hidrógeno del cohete está discutiendo los planes con el director de lanzamiento de Artemis 1”, informaba la agencia espacial en Twitter. Una hora después, la misma cuenta oficial confirmaba que “el lanzamiento no va a suceder hoy”.

La ventana de lanzamiento para hoy se extendía hasta las 7:33, pero, por las informaciones que han ido llegando, el problema detectado en uno de los motores no podía resolverse a tiempo.

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Según una información que se ha publicado desde Cabo Cañaveral antes del anuncio de la NASA, los ingenieros revisaron en un primer momento “lo que parece ser una grieta en el intertanque”, que es la parte del cohete que une el tanque de hidrógeno líqueido al de oxígeno líquido. Poco después, surgió información en el sentido de que “el problema con la grieta ya no se considera grave”, aunque los ingenieros seguían trabajando “en otros problemas” que podían conducir a un retraso en el lanzamiento, como así ha ocurrido finalmente.

“El principal problema ahora mismo parece ser lograr que uno de los grandes motores bajo el cohete descienda hasta su temperatura operativa”, han indicado fuentes de la NASA.

Según la CNN, “varios problemas han aparecido desde que el cohete empezó a cargarse de combustible esta medianoche” y el equipo científico está trabajando en intentar evaluar los daños. Ahora, tendrá varios días, hasta el próximo viernes, para revisar todos ellos. Además de la grieta y el problema con el motor, se ha registrado un retraso de 11 minutos en las comunicaciones entre la cápsula Orion y los sistemas de control terrestre.

El nuevo programa Artemisa, llamado así en recuerdo de una diosa griega asociada a la Luna, toma el testigo que abondonó el Apolo hace 50 años, en un mundo muy distinto. Tal y como destaca la NASA, la intención es preparar el camino “para el aterrizaje de la primera mujer y la primera persona de color en la Luna”.

La misión que iba a arrancar hoy, Artemisa 1, será la primera prueba para demostrar que la NASA es capaz de volver a enviar personas a la Luna y, en un futuro más lejano, a Marte. Desde los años 70, distintos proyectos y planes de la agencia espacial estadounidense han propuesto ideas similares, que se han ido posponiendo, cancelándose y volviéndose a recuperar… hasta hoy.

El lanzamiento se producirá a bordo de un cohete Space Launch System (SLS), considerado el más poderoso jamás construido. La última vez que se usó un cohete comparable fue en 1973, cuando la NASA usó un Saturn V para poner en órbita Skylab, la primera estación espacial estadounidense.

La nave Orion, cuyo destino es acercarse a un máximo de 96 kilómetros de la Luna, se separará del SLS pasadas dos horas del lanzamiento y emprenderá su camino hacia el satélite. Recorrerá un total de 2,1 millones de kilómetros hasta que la cápsula aterrice en el Océano Pacífico, frente a la costa de San Diego (EEUU), en torno al próximo el 10 de octubre.

La estimación es que la misión se prolongue entre cuatro y seis semanas. Será la primera vez que una nave con capacidad para llevar astronautas -aunque, de momento, sin ellos, pase tanto tiempo viajando por el espacio, sin acoplarse a un módulo orbital. La misión Apolo 11, que llevó a Neil Armstrong a convertirse en la primera persona que pisó la Luna, duró un total de ocho días.

Si nada falla en esta próxima ocasión, en 2024 se lanzará Artemis 2, la primera prueba tripulada del programa, y a partir de 2025 podría producirse un nuevo aterrizaje tripulado en la Luna como parte de Artemis 3. El objetivo final de la NASA sería establecer misiones periódicas y establecer, por primera vez, una presencia continuada en la Luna.

Precisamente, la Estación Espacial Internacional, de la que Rusia ya ha anunciado que se retirará tras cumplir sus actuales compromisos, dejará de operar a partir de 2024, de manera que el nuevo programa lunar será el encargado de continuar enviando astronautas al espacio.

El despegue se realizará desde la plataforma de lanzamiento 39B del Centro Espacial Kennedy. El pronóstico del clima es 80% favorable para cumplir a tiempo con el lanzamiento, cuya ventana de despegue es de dos horas, según informa AFP.

Cincuenta años después del último vuelo de Apollo, la misión Artemis 1 marcará el lanzamiento del programa estadounidense para volver a la Luna y, emprender en el fututo nuevas misiones a Marte, las cuales podrían completarse, teóricemente, a bordo del mismo diseño de naves. Como hoy no ha podido lanzarse, las siguientes oportunidades serán el 2 y el 5 de septiembre.

Si hay que posponerlo más días, la nave y el cohete volverán a ser trasladados al edificio de ensamblaje para recargar sus sistemas y se programará un nuevo calendario para mediados de septiembre.

Dependiendo del día en que se produzca el despegue, la misión podría durar entre 26 y 42 días. Entre otras circunstancias, habrá que definir la trayectoria que seguirá la nave y el lugar en el que se encuentre el Sol durante el regreso, ya que amerizará en el Pacífico durante las horas diurnas para que pueda ser rescatada.

De momento, no habrá astronautas en su interior, pero la idea es que algún día vuelva a haberlos y regresen a salvo a sus casas, como hicieron todos los que viajaron a la Luna en las misiones Apolo… aunque los del Apolo XIII estuvieron a punto de no hacerlo.

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