Un grupo científico dirigido por investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) empleó, por primera vez, una red de cables de fibra óptica del Ártico para espiar a las ballenas y realizó un seguimiento de tormentas, barcos y terremotos. Ahora, recomiendan que estas redes de telecomunicaciones se utilicen para establecer un observatorio global océano-tierra de detección de señales acústicas de bajo costo. La red podría incluso tener el potencial de usarse para detectar tuberías rotas en el fondo del océano, comunicaron recientemente.

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¿Cómo funciona?

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El monitoreo se realizaría a través de las capacidades de detección acústica de los cables de fibra óptica. Un dispositivo llamado interrogador, que emplea una configuración conocida como detección acústica distribuida (DAS, por sus siglas en inglés), envía un pulso de luz por el cable de fibra óptica, que permitiría detectar y medir con precisión cualquier flexión en el cable. De esta manera, cualquier flexión en el cableado causada por ondas de sonido u ondas reales puede detectarse e interpretarse para medir el movimiento.

Aprovechando una extensa infraestructura

La infraestructura de más de 1,2 millones de kilómetros de cables de la red de fibra óptica del mundo en combinación con los sistemas de detección remota existentes, como los satélites, podría crear una red global de monitoreo en tiempo real, de bajo costo.

Esto permitiría el rastreo de las tormentas, los terremotos, los barcos y las ballenas que pasan por los mares, explicó Martin Landrø, profesor del Departamento de Sistemas Electrónicos de la NTNU y director del Centro de Pronóstico Geofísico. “Este podría ser un observatorio global innovador para las ciencias Océano-Tierra”, comentó Landrø.

Los investigadores argumentaron sus recomendaciones con evidencias experimentales acumuladas en varios meses de trabajo. Los hallazgos del equipo de investigación se publicaron, recientemente, en Nature Scientific Reports. 

Sus limitaciones y proyecciones

Existen limitaciones asociadas al ruido inherente de la tecnología que lo ponen en desventaja frente a los sismómetros, pero dispositivos de detección, como los satélites, agregarían contexto adicional que despejaría cualquier duda. Otra restricción es que los interrogadores actuales aún no pueden detectar más allá de los repetidores que se usan normalmente en cables largos de fibra óptica, aunque los investigadores están trabajando para superar esta limitación.

Los especialistas enfatizan que la red mundial de observación actuaría como un complemento de otros sistemas, no como un reemplazo. Debido a que este cableado es tan extenso, la cantidad potencial de hallazgos podría ser enorme. “El experimento de observación de ballenas y detección de DAS muestra un uso completamente nuevo de este tipo de infraestructura de fibra óptica, lo que da como resultado una ciencia excelente y única”, dice Landrø.

“Ha existido durante mucho tiempo, esta tecnología. Pero ha dado un gran paso adelante en los últimos cinco años. Así que ahora podemos usar esto para monitorear y medir señales acústicas en distancias de hasta 100 a 200 kilómetros. Así que eso es lo nuevo”, subrayó Landrø.

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