Gracias al uso de radiotelescopios de última generación y al nuevo sistema de supercomputación de Australia, Setonix, un equipo de investigadores logró producir una espectacular imagen de los remanentes de una supernova, en la que se aprecia con un detalle sin precedentes las huellas dejadas por la estrella moribunda.

Durante el primer día de operaciones del Setonix, investigadores de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth australiana utilizaron el sistema para generar una imagen de la estrella G261.9+5.5, una supernova de más de un millón de años ubicada en nuestra galaxia, a una distancia de entre 10.000 y 15.000 años luz de la Tierra.

Según explicaron los académicos a The Conversation, las 36 antenas del radiotelescopio ASKAP consiguieron captar el material expulsado de la explosión mientras se desplaza hacia el medio interestelar circundante a velocidades supersónicas.

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Huellas de un astro moribundo

La onda de choque, detallaron, arrastra cualquier material a su paso, calentándolo a muy altas temperaturas; además, comprime los campos magnéticos interestelares en el proceso. Las emisiones que se observan en la imagen, apuntaron, proceden de electrones altamente energizados atrapados en estos campos comprimidos.

Los resultados obtenidos, destacaron los académicos, aportan información sobre la historia de la estrella que ha explotado y sobre aspectos del medio interestelar circundante. La estructura de este remanente revelada por el ASKAP abre la posibilidad de estudiar las propiedades físicas (como los campos magnéticos y las densidades de electrones de alta energía) de los cuerpos y fenómenos celestes “con un detalle sin precedentes”.

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