Cuna de Lobos es la telenovela política que vemos y vivimos en México. Mentiras, traiciones, podredumbre rondan los pasillos del gobierno y la política. Los simpatizantes del Partido Acción Nacional ni olvidan ni perdonan las traiciones de Ricardo Anaya. Margarita Zavala, la candidata independiente, podría dar vida a la villana Catalina Creel, interpretada por María Rubio en la novela escrita por Carlos Olmos con la frase “jamás pensé que mis propios hijos se me echaran encima como lo estás haciendo tú”. Anaya, como lo hizo José Carlos Larios, el personaje al que dio vida el actor Gonzalo Vega diría “yo no soy tu hijo”, aunque Doña Catalina volvería a decir: “pero yo sigo siendo la reina de la manada”. ¿Cómo podrá defender su burbuja, su fantasía el “joven maravilla”? si la Procuraduría General de la República también emularía a la “madre de todas las villanas” de las telenovelas mexicanas “soy experta en aplastar cucarachas. Lo malo es que cuando estén bajo mi zapato ni tiempo tendrán de gritar. ¡Se lo prometo!”. Y entrados en las frases de la vil Creel, en Veracruz se adaptaría el lema “la casta es primero”, para preservar la millonaria herencia y el linaje de la familia. Sólo así podemos comprender que “cada parche es un día de mi vida, cada parche fue un día dedicado a ti, a mi hijo, a mi heredero, a mi lobezno predilecto.”. Cuna de Lobos, nuestra novela política donde el tuerto es rey. En Paz Descanse María Rubio.

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