Los meses de julio y agosto están haciendo bailar y temblar a muchos personajes de la vida pública. A partir de la sorprendente elección del primero de julio que nos dejó la victoria arrolladora de la morenista banda de Andrés Manuel, están sucediendo muchas cosas en el terruño veracruzano y en la Ciudad de México.

Después de ese triunfo, algunos desparpajados jarochos y hasta a dos o tres uniformados del orden, se vieron en las redes sociales bailando y payaseando en calles y playas haciendo el viral reto de la Chona, junto a las portezuelas de autos y camionetas.

Agosto continúa con esos bailes, aunque empieza a enfriar el ambiente para algunos que se han querido pasar de listos. Este día, varios de ellos y ellas (para estar a tono con el léxico de izquierda), deben estar recorriendo las parroquias católicas rogando protección a la santísima virgen de la Asunción.

Esos pasados de listos, a veces lo son por olvido de pecadillos o de pecadotesfinancieros de muchos millones. Pero hay otros que a toda costa quieren subirse al regenerado tren de López Obrador y de Cuitláhuac. Y no quieren ser castigados, defenestrados o sumidos en el olvido.

Y si recordamos a aquellos cuyo viaje de placer termina en este mes, también están sufriendo y durmiendo desde ahora en la cama de piedra. Algunos de ellos se preguntan de qué servirán los fondos públicos que se llevaron al limbo de la ambición, cuando llegue el angustioso mes de septiembre.

Dos o tres de ellos serán perdonados porque, se dice, que operaron para Morena. Sucede que saben tirar piñas o en su cabeza tienen buenos libros de ficción. Pero casi todos los que están en peligro, siguen operando sólo para sí mismos, y por ello, ya los esperan con ansia en los amplios patios de un palacio en San Lázaro. Y Lázaro es uno de los tres santos que prefiere AMLO.

Cómo será el angustioso Grito del 15 de septiembre, se preguntan muchos. Acaso habrá pedradas o tomatazos. O no querrán arriesgar, e irán al fondo de las cañerías. O serán gritos tras las rejas, los que predominen. No se puede asegurar todavía. Pero es muy posible que septiembre sea un mes espinoso, por donde se piense, por donde se vea, o por donde se sienta.

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