¿Quién quiere una cerveza Kolsch con sabor a bistec y cebolla? ¿O una paleale clara con gusto a macarrones con queso?

Estos fueron algunos de los sabores presentados en el Festival de Cervezas Raras en Reno, Nevada, donde la competencia por la atención del público se intensifica a medida que proliferan las cervezas artesanales.

Los visitantes al festival pudieron saborear una pilsen (estilo de cerveza) demantequilla de maní y pepinillo, una blanca con sabor a tamal y una negra con zanahoria ahumada. Había brebajes de grandes cerveceras como Sierra Nevada y de pequeños fabricantes artesanales, cervezas dulces fabricadas con caramelos agridulces y otras picantes con sabor a pan de ajo o salsa de mango.

Estados Unidos tuvo siete mil 346 fabricantes artesanales el año pasado, 93% más que en 2014, de acuerdo con la Asociación de Cerveceros. Las ventas aumentaron 7% a 27 mil 600 millones de dólares el año pasado, casi la cuarta parte del mercado total de cerveza en el país.

“La gente busca la manera de diferenciarse y ser el nuevo gran éxito”, dijo Jon Brandt, que trabaja para la distribuidora Madidus Importers con sede en Washington.

Esto se puede lograr con una lista de ingredientes extravagantes. Wynkoop Brewing Co., con sede en Denver, atrae a muchos clientes con su cerveza negra Rocky Mountain Oyster Stout, hecha con cebada tostada, siete granos diferentes y testículos asados de búfalo o toro.

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