El 6 de julio de 1713 quedó marcado como la fecha de la primera sesión oficial de la Real Academia Española (RAE), una institución que, a 306 años de su fundación, es de obligada referencia y consulta para el idioma español.


Tiene por objetivo “velar porque los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispano”, esfuerzo loable en un universo que, según el Instituto Cervantes, abarca 577 millones de hablantes en el mundo.




Aquella primera sesión se realizó con 11 miembros de número, incluyendo su director Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, fundador y promotor de las sesiones que llevaron a crear la RAE, y que más de tres siglos después, mantiene sus objetivos con una actualización permanente y adaptándose para pasar de los gruesos tomos a la consulta en línea o vía las redes sociales.


El “Diccionario de Autoridades” publicado entre 1726 y 1739, con seis volúmenes, consolidó su primer logro en la misión de “la elaboración de un diccionario de la lengua castellana, ‘el más copioso que pudiera hacerse’”, recuerda la RAE en la Historia que comparte en su sitio web.


Fue una publicación a la que sucedieron otras como “Ortographía” en 1741, y tres décadas después su “Gramática”, para acumular una serie que se nutrió con la formación de agrupaciones similares en naciones de habla hispana y que desde 1951 constituyen la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), creada durante un encuentro celebrado en México.


La evolución es innegable desde el primer “Diccionario de la Lengua Española” que publicó en 1780, comparada con las posteriores, hasta llegar a la actual 23ª. que con la colaboración de las 22 academias integradas en la Asale, realiza actualizaciones anuales para “enriquecer el Diccionario, modernizarlo y hacerlo más coherente”.


Hay quienes no dudan en utilizar ese arduo trabajo de la RAE como fuente de defensa, como en fecha reciente lo hizo el salvadoreño Yamil Bukele, quien argumentó que “según el Diccionario de la Real Academia Española”, no es nepotismo que su hermano, el presidente Nayib Bukele, lo hubiese confirmado como presidente ad honorem del Instituto Nacional del Deporte de El Salvador.




Solo en 2010, el diccionario de la Real Academia Española contenía 88 mil palabras, mientras que el de americanismos sumaba 70 mil incluyendo variantes, de acuerdo con las estimaciones que José Antonio Pascual, vicedirector de la RAE, compartió aquel año con el diario El País.


El nombre de la RAE trasciende los diccionarios, y con su adaptación a las redes sociales, atiende dudas para escribir correctamente un mensaje en el móvil.


En noviembre de 2013, con su respuesta a @SupahJoshua, inició una cadena de comentarios en la red social Twitter: “La forma correcta de escribir esta expresión onomatopéyica es esta. Ja, ja, ja.”


Al momento de su fundación, la RAE siguió el modelo de la Academia Francesa creada en 1635. Como pionera, su director es además el presidente nato de las 23 academias integrantes de la Asociación de Academias de la Lengua Española.


A la Real Academia Española le siguieron otras. El 24 de noviembre de 1879 emitió el reglamento para la fundación de las academias americanas, la colombiana fue la primera, erigida en 1871, mientras que la última incorporada es la Ecuatoguineana, incorporada en 2016.


La Asociación de Academias tiene como fin esencial “trabajar a favor de la unidad, integridad y crecimiento de la lengua española, que constituye el más rico patrimonio común de la comunidad hispanohablante”, sostienen sus Estatutos.


Presidida por el director de la RAE, está integrada por las academias de Panamá, Colombia, Guatemala, Puerto Rico, Honduras, Costa Rica, Cuba, Perú, Uruguay, Chile, El Salvador, Filipinas, Argentina, Nicaragua, Paraguay, Dominica, Venezuela, Bolivia, México, Ecuador, y la Norteamericana.


La Real Academia Española, a 306 años de su creación, no deja duda: conforme a la primera acepción de real: “Que tiene existencia objetiva”, y de acuerdo con la segunda, “Perteneciente o relativo al rey o la realeza”, cuenta con la cédula expedida por el rey Felipe V el 3 de octubre de 1714.


Cumple con las tres primeras acepciones de su diccionario para la palabra academia: “Sociedad científica, literaria o artística establecida con autoridad pública”, “Junta o reunión de los académicos” y, “Casa donde los académicos tienen sus juntas”.


Y, para no dejar dudas, también es española: “Natural de España, país de Europa”, “Perteneciente o relativo a España o a los españoles” y, “Perteneciente o relativo al español (|| lengua). Léxico español.”

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