Arqueólogos mexicanos elaboraron un modelo en tercera dimensión de un submarino estadounidense de la Primera Guerra Mundial que se hundió en 1920 en las costas del estado de Baja California Sur, informó este miércoles el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“El modelo en tercera dimensión servirá para monitorear su estado de conservación” dijo el subdirector de Arqueología Subacuática del INAH, Roberto Junco, sobre el trabajo que los especialistas hicieron con este submarino que fue hallado en 2016 en la Playa Occidental de Isla Margarita, en el noroccidental estado de Baja California Sur.
En este punto, a 15 metros de profundidad, se encuentran los restos del USS H-1 (SS-28), un submarino construido en 1909 y que fue utilizado en el patrullaje de la costa atlántica de Long Island durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Ya confirmados en el 2018 tanto su antigüedad como su valor histórico, los arqueólogos del INAH procedieron a elaborar un registro puntual del submarino mediante el método de la fotogrametría, que es el primero de su tipo que se hace en México.
Con el estudio del H-1 se instaura esta nueva técnica en los procesos de estudio del patrimonio cultural sumergido de México sin dejar de lado las herramientas tradicionales, dijo Junco.
Este trabajo “constituye un parteaguas y un cambio de paradigmas en la manera como se hace arqueología subacuática en México”, apuntó este funcionario del INAH, institución que este año cumple ocho décadas de haber sido fundada.
Junco detalló que el estudio de fotogrametría supuso tomar “miles de fotografías a lo largo y ancho” del submarino, para después con un programa de cómputo unirlas para crear un mosaico, y con otros datos, como inclinación y ángulo de la cámara, hacer el modelo en tercera dimensión.
El experto mexicano explicó la utilidad que tendrá este modelo del submarino como el hecho de que podrá vigilarse su deterioro con una gran exactitud, ya sea por corrientes o degradación natural del material con el que fue construida.
“Haremos un seguimiento que permitirá valorar su estado cada dos o tres años, y podremos identificar eventuales áreas de saqueo”, puntualizó. El 6 de enero de 1920, los submarinos H-1 y H-2 emprendieron desde la costa Este un viaje a California, cruzaron el Canal de Panamá.
El 12 de marzo, navegaban en aguas de Baja California Sur y una tormenta les dejó sin margen de maniobra, por lo cual el H-1 encalló a 365 metros de Punta Redonda, en Isla Margarita. La tripulación recibió la orden de su comandante, James R. Webb, de abandonar la nave y nadar a la playa, Cuatro de los 25 tripulantes fueron vencidos por el mar.
A 400 metros de distancia, el H-2 logró cambiar de curso pero quedó imposibilitado de ayudar al H-1, que se fue a pique el 12 de abril luego de infructuosos intentos de los barcos de salvamento de la Marina estadounidense para ponerlo a flote.
El INAH precisó que fue en 2013 ya se había avistado el submarino y se supo que pobladores de la zona llevaron a un pescador deportivo a lo que ellos pensaban era una roca y se registró un saqueo parcial del mismo En 2016 un fotoreportero dio aviso del hundimiento a las autoridades mexicanas; en 2017 se hizo una primera temporada de estudio del H-1 y se tomaron imágenes y medidas generales del pecio, con el método tradicional de cinta de medir, tablas y lápiz, explicó Junco. La embarcación mide 44,30 metros de popa a proa.
Desde popa, a los 31,8 metros, la estructura se colapsa y se observa el área de controles y más adelante la de torpedos. “La parte de la torreta también está colapsada. El estado del casco es malo y donde éste se ha perdido hay múltiples agujeros que dejan ver el esqueleto del submarino. La sección de popa está llena de arena”, concluyó Junco.