Alberto Fernández intervino y siguió, en detalle, un operativo internacional armado en las últimas horas para buscar garantizar la integridad física y la seguridad de Evo Morales que contempla la salida del ex presidente boliviano en un avión con destino a México.
El plan se forjó en medio de la crisis social y el golpe militar que derivó en su renuncia el domingo por la tarde tras el ultimátum emitido por el jefe de las Fuerzas Armadas bolivianas.
Fernández, según reconstruyó Clarín, habló con Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, en un diálogo que resultó clave en el armado del corredor de resguardo diplomático para permitir a Morales abandonar su país y asilarse en México, en medio de una situación de acefalía política.
Lo haría en un vuelo que saldría de Bolivia y que pasaría por arriba de Perú con destino a México. El avión debería hacer escala técnica en Lima. Cerca de las 21, hora argentina, un avión de la Fuerza Aérea mexicana llegaba precisamente a Lima para dirigirse luego a Bolivia a buscar a Morales.
En paralelo, Fernández se comunicó este lunes por la tarde con Evo Morales, que permanece en la región de Chapare. El presidente electo le transmitió su respaldo, ratificó su repudio al golpe de Estado y hablaron del plan México.
La Cancillería Argentina también habría sido consultada sobre ese operativo. Incluso, a instancias del propio Fernández, el canciller Jorge Faurie se habría contactado con el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, para ofrecer asistencia logística argentina a un avión mexicano en el caso de que se resuelva instrumentar un plan de salida para Morales.
Desde que estalló la crisis, México recibió en su embajada en la Paz a 20 ex funcionarios del gobierno de Morales e incluso le ofreció asilo públicamente al mandatario saliente. Fue un prerequisito del gobierno peruano para autorizar el arribo y vuelo del avión del gobierno mexicano.
Por esa razón, Fernández habló con el presidente de Perú, Martín Vizcarra, para agradecerle su colaboración para permitir el sobrevuelo en el espacio aéreo peruano. El mes pasado, cuando todavía era candidato, Fernández viajó a Bolivia y a Perú y se reunió primero con Morales y luego con Vizcarra.
La semana pasada, ya como presidente electo, viajó a México y se reunió con López Obrador.
Hubo, también, un contacto con el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez. Ese país apareció en el mapa como un plan B en caso de que no prospere la opción primaria: el asilo de Morales en México.
Abdo analizó con Fernández las variables y se mostró dispuesto a ofrecer asilo a Morales en caso de que sea necesario. “Si usted lo pide, Paraguay está abierto a recibirlo (a Morales)”, fue la respuesta de Abdo según confiaron fuentes cercanas a Fernández.
En un lunes hiperactivo, Alberto Fernández habló por teléfono con el presidente de Chile, Sebastián Piñera: hablaron del caso boliviano y el mandatario trasandino repitió la invitación a Fernández para que lo visite en La Moneda.
En la presentación de un libro sobre las democracias en América Latina, en el Centro Cultural de la Cooperación, que dirige Juan Carlos Junio, Fernández contó detalles de las conversaciones que mantuvo durante las últimas horas para colaborar en el operativo de salvaguarda de Morales y su gente.
El domingo, como reveló Clarín, se instaló con fuerza la hipótesis México: se especuló, incluso, con que Morales podría volar a Buenos Aires para alojarse en la embajada mexicana en CABA. La Casa Rosada desmintió luego que haya existido un pedido de asilo y también un pedido de autorización para sobrevolar la Argentina.
Con las horas, se consolidó la idea de una salida a México. Este lunes, Fernández habló con Álvaro García Linera -ex vicepresidente de Morales- quien le trasmitió que funcionarios y familiares de Morales se habían asilado en la embajada de México en La Paz y otros habían salido del país con destino a Lima. Eso hizo, por caso, la familia del vicepresidente renunciado.
Durante todo el fin de semana, con el grupo Puebla -formado por ex presidentes progresistas de América latina- instalado en Buenos Aires, Fernández estuvo monitoreando el epicentro de la crisis boliviana. No sólo habló al menos dos veces con Mauricio Macri, sino que estuvo, además, en contacto continuo con Cristina Kirchner, que el domingo habló con el número dos de Morales, y demoró su regreso a la Argentina desde Cuba.
Casi en rol de presidente “en ejercicio”, el sábado Fernández conversó una hora -traductora mediante- con el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
París podría ser el próximo destino internacional de Fernández. Macrón lo invitó, le dijo que coordinen agendas para un posible encuentro, puso a su equipo económico en contacto con el staff albertista y le prometió “ayudar” a la Argentina en la negociación con el FMI.
En la charla apareció el tema Bolivia, donde Francia tiene intereses. Fernández le trasmitió su preocupación y fue crítico de la actitud de la Organización de Estados Americanos (OEA), que emitió un dictamen sobre irregularidades en las elecciones que, según el albertismo, precipitó la intervención de las Fuerzas Armadas, paso previo a la renuncia de Morales y García Linera.
El fin de semana, el presidente electo habló en dos ocasiones con Pedro Sánchez, el mandatario de España que ganó las elecciones el domingo, pero que tendrá dificultad para formar gobierno. Lo felicitó por el triunfo y hubo un mención a la crisis en Bolivia. Fernández también había viajado a Madrid en la campaña electoral y se reunió con Sánchez.
Con información de El Clarin.com