“Mirá qué remera [camiseta] metí, peronacho [peronista] hasta la muerte”, dijo el ex futbolista argentino Diego Armando Maradona en una entrevista televisada hace dos semanas, en la que apareció vestido con una camiseta con el rostro del expresidente Juan Domingo Perón y la frase “Sean eternos los laureles”. Este jueves, el astro volvió a dejar claro su respaldo al Gobierno durante una visita al presidente Alberto Fernández en la Casa Rosada.

“Volvimos. [Mauricio] Macri nunca más. Macri que se vaya a vivir a Tailandia”, gritó Maradona desde el balcón de la sede del Gobierno argentino, donde decenas de seguidores lo vitoreaban, aplaudían y sacaban fotografías. 

El ex jugador y entrenador de la selección argentina llegó a la Casa Rosada poco después del mediodía vestido con camisa blanca, chaqueta azul oscuro, bermudas y zapatillas deportivas. Maradona y Fernández hablaron sobre políticas sociales que pueden aplicarse en Argentina, sumida en recesión económica por segundo año consecutivo y con más del 35% de su población con ingresos por debajo del umbral de pobreza. Según medios locales, Maradona le acercó al presidente un proyecto para para potenciar los potreros (campos de fútbol de tierra) de los barrios vulnerables.

Fernández, hincha de Argentinos Juniors, club en el que debutó Maradona, recibió una camiseta autografiada de su equipo, así como otra de la selección argentina y una pelota, que quedaron desplegadas en la mesa de trabajo del mandatario argentino. “Para Alberto, con mi corazón de pueblo”, le dedicó en la camiseta albiceleste.

La visita del actual entrenador de Gimnasia y Esgrima de La Plata trastocó la rutina de la Casa Rosada. Numerosos empleados se acercaron a intentar saludarlo y fotografiarse con él y el ministro de Economía, Martín Guzmán, fue visto entrar con una pelota dentro de una bolsa. Mientras, un grupo de curiosos se amontonaba fuera con la esperanza de verlo.

Maradona no los defraudó. Tras el encuentro con el presidente, Maradona salió al balcón del edificio gubernamental en el que ya había aparecido en 1979, cuando ganó el Mundial juvenil, y en 1986, después de conquistar la Copa del Mundo en México. En el balcón levantó una réplica de ese trofeo, lanzó besos a los aficionados y auguró el final político de Macri, el único presidente al que nunca saludó y quien no logró la reelección al ser derrotado por Fernández en las urnas el pasado 27 de octubre.

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