Melania Trump había conseguido casi a la perfección mantenerse al margen del aborigen washingtonianoen los tres años que lleva como primera dama en la Casa Blanca. Sin embargo, este año su única cruzada, Be Best (Sé el mejor), un proyecto enfocado principalmente en combatir el ciberacoso que sufren los niños, se ha visto afectado por el lenguaje agresivo de su marido, el presidente Donald Trump. En el cierre del año las consecuencias de esto se hicieron más palpables que nunca. En menos de un mes fue abucheada en un evento de la campaña social en Baltimore y la cuestionaron por su silencio ante los ataques del republicano a la activista Greta Thunberg.

Era previsible que las cosas no iban a marchar bien en Baltimore. La primera dama participó a finales de noviembre en la Cumbre Juvenil B’ More para la Conciencia de los Opioides, con el objetivo de animar a los menores víctimas de la adicción a los fármacos a pedir ayuda. Pero el público, en su mayoría estudiantes de secundaria, no habían olvidado la forma en que se había referido el mandatario estadounidense a la ciudad. Trump calificó en verano al distrito del ahora fallecido congresista afroamericano Elijah Cummings, como “un desastre asqueroso, infestado de ratas y roedores”. Por eso, cuando la primera dama se subió al escenario montado en una cancha de baloncesto de la Universidad de Maryland los asistentes al evento la abuchearon y silbaron durante uno de los cinco minutos que duró el discurso.

La primera dama se mostró entera. “Promover la educación y la conciencia sobre estos temas siempre será una de mis principales prioridades”, afirmó. “Estoy en esta pelea con ustedes, y estoy luchando por ustedes. Si alguien está luchando contra la adicción en este momento, lo animo a buscar ayuda… Nunca es demasiado tarde para pedir ayuda”. Durante esas semanas la pareja Trump también recibió abucheos en el partido de béisbol entre los Astros de Houston y los Nationals de Washington en un estadio de la capital y Melania fue recibida con protestas en una visita en solitario a un centro médico de Boston.

Sin embargo, el episodio que centró una mayor atención en la primera dama fue cuando Trump, un negacionista del cambio climático, se enteró de que Greta Thunberg había sido elegida persona del año por la revista Time. El mandatario, en vez de felicitar a la activista sueca de 16 años, le dijo que tenía que calmarse. “Ridículo. ¡Greta debe trabajar en el control de su ira y luego ir a ver una buena película antigua con un amigo! ¡Relájate Greta, relájate!”.

La campaña Be Best se convirtió en tendencia en Twitter, ya que aconseja a los adultos a que hablen con los niños sobre los modales en internet. Uno de los consejos es: “Recordadles a los niños que existen personas reales con sentimientos reales detrás de los perfiles ”.

Como es costumbre, la exmodelo eslovena no se refirió a la polémica. La jefa de prensa y directora de comunicación de la Casa Blanca, Stephanie Grisham,quien también ejerce de portavoz de Melania, dijo en un comunicado: “No es ningún secreto que el presidente y la primera dama a menudo se comunican de manera diferente, como lo hacen la mayoría de las parejas casadas”.

Quien sí salió en defensa de Greta, entre miles de usuarios de las redes sociales, fue Michelle Obama. “No dejes que nadie atenúe tu luz”, le escribió enseguida la exprimera dama en Twitter mientras estaba de viaje en Vietnam. “Ignora a los que dudan y ten en cuenta que millones de personas te están animando”, agregó.

El silencio de la primera dama, en cambio, sí se rompió cuando la profesora de derecho de Stanford Pamela Karlan mencionó a su hijo Barron, de 13 años, en una de las comisiones dedicadas al proceso de destitución de Donald Trump. La demócrata estaba tratando de hacer una distinción entre reyes y presidentes cuando mencionó al hijo de Melania: “Al contrario de lo que ha dicho el presidente, el Artículo Segundo no le da el poder de hacer lo que quiera, y solo le daré un ejemplo que muestra la diferencia entre él y un rey, es decir, la Constitución dice que no hay títulos de nobleza, así que si bien el presidente puede nombrar a su hijo Barron, no puede convertirlo en un barón”.

El juego de palabras de Karlan no cayó bien en la Casa Blanca. “Un niño menor merece privacidad y debe mantenerse fuera de la política”, escribió la primera dama en Twitter. “Pamela Karlan, deberías avergonzarte de tu enojada complacencia pública y obviamente parcial, y de usar a un niño para hacerlo”, agregó. Grisham defendió que había una diferencia entre alguien que mencionaba el nombre del Trump más pequeño de la familia en una audiencia en el Congreso y el ataque de Trump a Greta, quien padece el síndrome de Asperger. “El hijo de Melania no es un activista que viaja por el mundo dando discursos”, escribió Grisham. “Tiene 13 años y quiere y merece privacidad”.

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