“¡El rey ha muerto!¡ Viva el rey!”, es una frase usada desde el siglo XIV en referencia a la entronización del rey Carlos VII de Francia. La expresión se volvió famosa en el mundo para referir las grandes asunciones monárquicas, republicanas, políticas, partidistas y de todo tipo de situaciones de cambio de poderes en los estados y en las instituciones de cualquier índole.
Y la frase aplica en toda su magnitud en México en los tiempos de la Cuarta Transformación, si se atiende a lo que mostró ayer el concurrido y acuerpado décimo congreso nacional ordinario de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México, la poderosa CATEM, una organización que, de la mano del presidente López Obrador, pretende sustituir a las añejas y decrépitas CTM, CROC y demás centrales de trabajadores que existan en el país,
La Arena de la Ciudad de México se constituyó en el escenario apropiado para vestir los 10 años de lucha sindical de la CATEM. Se observó la presencia de nombres estratégicos que tienen que ver con la manera con que el presidente quiere manejar el sindicalismo como fuerza de apoyo ante los empresarios nacionales.
El crecimiento de esta confederación se fue dando paulatinamente y mucha gente solo cambió de bando y de bandera para preservar sus intereses económicos o políticos. Así fueron avanzando por el país, demostrando el poderío y los alcances que pretendían lograr. Los grandes proyectos de infraestructura en las entidades de la república, como los puertos, autopistas y otras edificaciones públicas y privadas empezaron a notar la fuerza y las imposiciones para establecer nuevos liderazgos sindicales, medios de transportación de materiales y asignación de trabajadores en las diferentes obras.
Así fue como se llegó a la parafernalia que caracterizó el décimo congreso de ayer. El presidente de la república, funcionarios de primer nivel, un gobernador, senadores y diputados, embajadores, dirigentes empresariales y hasta líderes laborales de otros países hicieron significativa presencia.
Allí al mediodía ante los empresarios, la CATEM y los trabajadores de México, el mandatario señaló por dónde se debe caminar y negociar ahora.
La intervención del dirigente de la confederación destacó lo siguiente: AMLO es el presidente que le cumplió a la clase trabajadora. Tienen 1,174 sindicatos a nivel nacional; son aliados permanentes de López Obrador, quien dio un aumento histórico, no migajas, 16 por ciento salarial en 2019 y este año el 20 por ciento. El jefe de la república aprobó una reforma laboral inédita. Por ello, que viva el tripartismo (gobierno, empresarios y trabajadores)
El presidente resaltó lo siguiente: el gobierno que representa va a apoyar el sindicalismo de México. Agradeció a los empresarios por comprender estos nuevos tiempos actuando con responsabilidad y por entender la necesidad de reacomodos, afirmando que “no se puede poner vino nuevo en botellas viejas”. Confesó que los empresarios fueron quienes tuvieron la iniciativa de los aumentos de sueldo por más del 35 por ciento acumulado. Resaltó la democracia sindical y el voto libre, directo y secreto de los trabajadores.
Pedro Haces Barba, el secretario general de la CATEM, Alejandro Murat Hinojoza, el gobernador de Oaxaca y el senador Ricardo Monreal Ávila, son parte fundamental de estos tiempos del sindicalismo morenista en México. Fiesta, anfitriones e invitados en modo 4T.