10.02.2016
Es la mitad de la semana. Las noticias que alientan no llegan. La caída en el precio del petróleo, la inflación anual de un 2.61 por ciento, los índices de impunidad en un 99 por ciento porque los delitos no son castigados, hallazgos de dos cuerpos de los jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, y mas. Los medios masivos de comunicación se han encargado de informar y cuestionar cada uno de ellos.
El Papa llega el viernes a México y la respuesta a estos asuntos no han sido aclarados. El ambiente político está descompuesto, caliente, pero los políticos están como cabras, comen de todo, desde libros viejos hasta televisores analógicos. La gran mayoría de estos temas causan lesiones espirituales porque vemos por televisión, y por todos lados, degüellos, matanzas, torturas producidas por monstruos de rostro angelical que generan una neurosis profunda en la sociedad que nos convierte a todos en victimas.
Parece que una luz de esperanza se abre con la iniciativa ciudadana que propone la conocida “Ley 3 de 3”. Sin duda, las bondades de la transparencia como un instrumento para luchar contra el abuso del poder y la corrupción es convincente. Es la ley inexorable que nos hace modernos. En democracia cambian las instituciones no las hormonas de los políticos.
Las cosas van cambiando para no cambiar. Es un momento propicio para que los políticos cumplan sólo con su deber y realicen un buen trabajo sin desafiar a nadie, pero sin temer a nadie ni a nada.
Veracruz necesita una mano que esté unida a la voluntad y que no funcione de forma ciega, desperdigada. Dicen los médicos que después de desarrollarse el cerebro, la mano es el principal instrumento encargado de cumplir los mandatos de la mente hasta convertirse en su mejor arma, muchas veces inicua.
Trasplantar un gobierno no es trasplantar un corazón o un hígado, la culpa no admite ese proceso.
¿Será mejor trasplantar la lengua de los políticos? Este si es un órgano muy comprometido.(AF)