En campaña, Andrés Manuel López Obrador aseguró que la silla presidencial de Palacio Nacional “está embrujada”, de ahí que una vez que asumiera el cargo ocuparía una elaborada por artesanos en Veracruz, promesa que incumple hasta la fecha.
Hace casi 2 años, en mayo de 2018, como candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, el actual presidente de México agradeció el gesto de un grupo de artesanos de Coyutla, quienes le confeccionaron una imitación de la silla presidencial.
Cuando se la mostraron AMLO pidió que subieran el mueble a la batea de su camioneta y se dirigió al mitin efectuado en Papantla, el norte del Estado.
Minutos después llegó al templete en donde emitió un mensaje a sus seguidores, sitio en donde los artesanos le entregaron la silla de madera con el escudo nacional labrado y las palabras “Coyutla, Ver”.
“Yo sí me voy a sentar en esta silla, porque esta no está embrujada”, prometió, en compañía de Cuitláhuac García, Rocío Nahle, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, entre otros liderazgos morenistas veracruzanos.
De acuerdo con medios locales, López Obrador se sentó en la silla y dirigió algunas palabras tras usarla por algunos segundos, añadiendo que serviría como alternativa.
Sin embargo, este domingo López Obrador emitió un mensaje a los mexicanos precisamente sentado en “la silla embrujada”, en la que, según sus propias palabras, ni Emiliano Zapata se quiso sentar.
Al inicio de su sexenio López obrador dijo que mandó a que le hicieran una limpia al mueble que habría sido fabricado por órdenes de Porfirio Díaz en conmemoración del centenario de la Independencia.
La silla está forrada de terciopelo verde adornada de un águila dorada, conocida como “el águila del centenario de la independencia” y mide 157 centímetros de alto por 78 de ancho.