Me apasionan las vidas de ciertos seres humanos que pasan a la historia por distintas causas. Tal es el caso de Eulalia Guzmán involucrada en múltiples espacios culturales, científicos y políticos entre 1910 y los años 50.

Me he quedado un rato viendo fotografías de la época con la intención de mirar si algo en ellas puede darme una pista del misterio que hay por detrás de una mujer que dejó una estela de intriga en la historia de México.

Su carrera como arqueóloga, profesora y educadora se vio cuestionada e invalidada después de un controvertido hallazgo que protagonizó en 1949. La fotografía de esta mujer de lentes gruesos apareció como personaje principal del descubrimiento de los huesos de Cuauhtémoc, en los periódicos mas importantes de la época. Según narraban, el hallazgo fue realizado en la ciudad de Ichcateopan, en el estado de Guerrero.

Hoy su presencia en la historia de la arqueología es casi inexistente y su trabajo y credibilidad quedó sumergida como la de una persona desequilibrada. Se le conoce más por su mala práctica científica, y se olvidó el bien que hizo como arqueóloga, maestra, intelectual y política.

Sin duda, el contexto de los primeros años de la década de 1950 afectó la discusión científica sobre los huesos encontrados. Es importante mencionar que los estudios de ADN eran inexistentes. En esa época se desató una inquietante investigación sobre si este hallazgo contenía o no los restos de Cuauhtémoc como ella decía y esto se extendió por casi treinta años, hasta que la comisión encargada decidió ponerle punto final a la investigación arqueológica.

El dictamen de 1976 que emitieron los comisionados, entre otras cosas, señalaba, que los restos óseos pertenecían a ocho individuos y provenían de distintas épocas y diversas formas de enterramiento. La joven mestiza adulta cuyos restos faciales y piezas dentarias formaban parte del hallazgo de Ixcateopan y enfatizaron que no pudieron haber sido enterrados en 1529. Decían que el entierro no pudo haberse realizado bajo el altar mayor de Santa María de la Asunción en 1529, ya que había existido una primera iglesia en otro sitio de Ixcateopan y la construcción del templo actual no se había iniciado hasta 1550. Se dijo enfáticamente que todos los documentos, tanto los que dieron origen al hallazgo como los presentados posteriormente eran apócrifos y habían sido escritos después de 1917. La manufactura de la placa ovalada de la tumba pudo fecharse en el siglo XVI, pero las características de la inscripción correspondían a una escritura reciente.

Me llama la atención que una mujer que además de hablar cuatro idiomas, que creó una base histórica, compuesta por 3 mil 235 expedientes los cuales incluyen información acerca de exploraciones en diversos sitios arqueológicos, que organizó un grupo de mujeres universitarias en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM mintiera con tanta desfachatez. Encontré que además fue comisionada por José Vasconcelos, el entonces rector de la Universidad, a asistir al Primer Congreso Panamericano de Mujeres en Baltimore, EU, representando a México y después al Segundo Congreso Internacional de Educación “Moral y Enseñanza de la Historia”, en Ginebra, Suiza.

Me llama la atención que Vasconcelos al volverse ministro de Educación, la nombrara jefa del primer Departamento de Alfabetización en el país si no tenia las suficientes credenciales como para ocupar ese puesto. Por qué alguien que se sumaba a Hermila Galindo, Luz Vera y Laura N. Torres en el grupo fundador de la agrupación política “Admiradoras de Juárez”, que buscaba la emancipación política de las mujeres con la obtención del derecho al voto, mentiría tan burdamente. Además de formar parte de la célula fundadora y dirigente del “Grupo Violetas del Anáhuac”, creado a partir de la Sociedad Filomática de México, agrupación “filosófica y filantrópica”, donde coincidió con Diego Rivera, participó en muchas cosas de la política de su época.

¿Qué fue lo que pasó? Cuál era la necesidad de mentir de tal forma. Hay tantas interrogantes que no deja de inquietarme. Tengo una sensación extraña, me da la impresión que en un mundo gobernado por hombres una mujer que destacaba tanto podía ser incomoda. Por más que quiero imaginarla mintiendo me cuesta. Claro que no tengo ninguna prueba para decirlo, es solo una impresión.

Ella como muchos en la historia dejan este halo de misterio, esta intriga de no saber qué pasó. ¿Qué impulso a alguien a mentir de esa manera jugándose su prestigio? Será que mis preguntas nunca se contesten, que no se resuelvan. Acaso no sepamos nunca que pasó, pero no deja de ser intrigante.

Publicidad