José Antonio Flores Vargas

Las circunstancias que se están dando en el estado en las últimas semanas, hacen pensar que las cosas pueden agravarse para varios actores políticos, pasando de una etapa de pulsos y pulsiones, a una larga época de compulsas exhaustivas y hasta compulsivas. El horizonte presenta matices que pueden calificarse de sombríos.

El pulso que se viene dando día a día entre los gobernadores saliente y entrante, está aburriendo a la población. Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, mantienen una lucha discursiva en eventos y en medios de comunicación, que por repetitiva en sus argumentos, está resultando cansina.

Esto se percibió el día de ayer en las reacciones de la gente, al conocer las declaraciones de ambos personajes durante los eventos que convocaron. Duarte, para denunciar lo denunciado, y Yunes, para remachar con lo mismo, so pretexto de presentar tempranamente la idea de lo que será su programa de gobierno bianual.

Las dos partes parecen conducidas solamente por el instinto, como el cazador y su presa. Pero hay que recordar que en estos casos, no siempre la fuerza simple lleva al objetivo.

Aunque esto no es lo importante. Las estrategias de estos políticos seguirán vistiendo espacios en los medios de comunicación por un buen tiempo. Mientras tanto, las revisiones, denuncias y presentaciones ante las instancias correspondientes, pueden conducir a otros escenarios más complejos.

Por ejemplo, la gravedad de las denuncias por facturas falsas detectadas por el SAT, pueden llevar a que esta institución se meta a fondo en el verdadero problema que ven especialistas y auditores fiscales de la ciudad de México.

Nos referimos a la posibilidad de que el SAT venga a revisar los montos federales enviados para pagos de servicios personales en educación, salud y seguridad pública, durante los últimos diez años. Que comparen las nóminas verdaderas, así como los impuestos sobre la renta y las retenciones para la seguridad social.

Que ordenen revisar los recursos enviados al estado, contra las comprobaciones presentadas. Que se metan a fondo, a realizar una compulsa de los montos entregados a cada trabajador, contra lo informado a las oficinas centrales en México.

Se especula que sectores completos de gobierno, como es el caso del sistema educativo, pudieran verse sometidos a una compulsa exhaustiva entre lo pagado en nómina con firma del trabajador, contra lo reportado a la SEP. Una comparación y comprobación entre el salario pagado al maestro, y el registrado en sus oficinas centrales, así como los informes de retención y pago del impuesto sobre la renta y cuotas para la seguridad social, aclararía incongruencias.

Se sabe que esas disparidades, ya fueron detectadas por el SAT, en una revisión realizada a una importante secretaría de despacho en Veracruz, que pronto será expuesta.

Este tema y su opacidad en la última década, hacen pensar en sumas millonarias, similares al importe total de la deuda veracruzana registrada en la SHCP, que de comprobarse en una revisión con estos alcances, llevaría a decenas de funcionarios a una situación de investigación y denuncia por parte del SAT.

Este sí es un verdadero problema. Lo demás serían simples cortinas de humo.

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