El papa Francisco exhortó a los fieles a estar abiertos, e ir a la búsqueda de las personas necesitadas, imitando en este acto a Dios “que no excluye a nadie de su plan de amor”.

“Dios actúa así incluso hoy: sigue llamando a quien sea, a cualquier hora, para invitar a trabajar en su reino. Este es el estilo de Dios, que a su vez estamos llamados a recibir e imitar. El no está recluido en su mundo sino que sale. Dios siempre está saliendo, buscándonos, sale continuamente a la búsqueda de personas porque desea que nadie sea excluido de su plan de amor”, sostuvo el pontífice durante el Angelus. De ese modo, comentó la parábola evangélica de los trabajadores convocados por el dueño de una viña, un relato a través del cual “Jesús nos muestra el sorprendente modo de actuar de Dios, representado por dos de las actitudes del patrón: el llamado y la recompensa”. “También nuestras comunidades están llamadas a salir de los distintos tipos de fronteras que puede haber, para ofrecer a todos la palabra de salvación que Jesús vino a traer”, dijo el Papa.

Explicó que “se trata de abrirse a horizontes de vida que ofrezcan esperanza a todos aquellos que viven en las periferias existenciales y todavía no experimentaron o perdieron la fuerza y la luz del encuentro con Cristo”. “La Iglesia debe ser como Dios, siempre debe salir, porque cuando no lo hace se enferma, de muchos males que tenemos en su seno. ¿Y por qué se dan estas enfermedades en la Iglesia? Porque no sale”, sostuvo Jorge Bergoglio.

Explicó que “es cierto que cuando uno sale existe el peligro de un accidente, pero es mejor una Iglesia accidentada por haber salido a anunciar el Evangelio que una enferma por su encierro”.

“Dios sale siempre, porque es padre, porque ama. La Iglesia debe hacer lo mismo, siempre debe salir”, afirmó.

El Papa sostuvo que Dios “no se fija en el tiempo y en los resultados, sino en la disponibilidad, en la generosidad con la que nos ponemos a su servicio”.

“Su actitud es más que justa -observó-, en el sentido que va más allá de la justicia y se manifiesta en la Gracia. Todo es Gracia. Nuestra salvación es Gracia, nuestra santidad es Gracia.

Regalándonos la Gracia, él se agiganta mucho más de lo que merecemos”.

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En ese sentido, agregó que “quien razona con la lógica humana, o sea, la de los méritos adquiridos con la propia habilidad, de primero pasa a último”.

“Recordemos quién fue el primer santo canonizado en la Iglesia, el buen ladrón. Robó el Cielo en el último momento de su vida. Esto es Gracia, eso hace Dios, incluso con todos nosotros. En cambio, quien busca pensar en el propio mérito, fracasa. Quien confía con humildad en la misericordia del Padre, como último, igual que el buen ladrón, se encuentra en primer lugar”, señaló Francisco.

Al término del Angelus, el pontífice recordó que “según el programa original antes de la pandemia, días pasados debería haberse realizado el Congreso Eucarístico Internacional en Budapest”. Por eso, envió un saludo “a los pastores y a los fieles de Hungría y a todos aquellos que esperaban con fe y con alegría este evento eclesiástico”.

El congreso fue pospuesto hasta el año próximo y tendrá lugar del 5 al 12 de septiembre, también en Budapest, afirmó.

Mientras tanto, exhortó a “seguir espiritualmente unidos en el camino de su preparación, hallando en la eucaristía la fuente de la vida y de la misión de la Iglesia”.

Por otra parte, el Papa recordó que hoy se celebra el día de la Universidad Católica del Sagrado Corazón.

“Aliento a apoyar a esta importante institución cultural, llamada a dar continuidad y nueva fuerza a un proyecto que supo abrir la puerta al futuro a muchas generaciones de jóvenes”, dijo.

“Y qué es más importante que las nuevas generaciones se formen en el cuidado de la dignidad humana y de la casa común”, que es el planeta, concluyó Francisco.

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