Jesús Lezama
Cínicos y atrevidos. Esos podrían ser los adjetivos que caracterizan la administración de Cuitláhuac García Jiménez, gobernada no se sabe, bien a bien, por quién.
Así, los cuitlahuistas amenazan que seguirán “transformando” -¿habrán querido decir trastornando?- la política, la economía, la salud, la vida social de los veracruzanos, según rezan los mensajes publicitarios que promueven el segundo “informe de resultados”.
Un mejunje importante que, bajo el conveniente paraguas de obviedades, cuelan barbaridades para distorsionar la realidad, mientras aprovechan para forrarse a costa de la ignorancia ajena.
Por eso, hay que cuidarse, estar alertas, de los aduladores de la 4T. Negarse a la contemplación de la grandeza porque la sociedad es una cámara de espejos.
No importa cuántas volteretas demos, ni cuánto tiempo permitamos que nos engañen, antes o después retornamos a lo mismo: queremos vivir dignamente, ser libres y gozar de las mismas oportunidades, y todo sigue estando mal mientras eso no esté bien.
En la “trastornación de resultados” el gobernador de Veracruz Cuitláhuac García confirma que en su equipo hay eso que llaman Talent Shows, bastante de show y algo menos de talent.