El papa Francisco celebró este domingo la misa con los nuevos cardenales nombrados el sábado y a quienes alertó del peligro de la mediocridad, “cuando se sigue adelante por inercia, preocupándonos solo por tener una vida tranquila”.
La misa volvió, como durante el consistorio del sábado, a ser una ceremonia marcada por la pandemia, con solo un cerca de un centenar de fieles, familia y allegados de los nuevos cardenales, en una vacía basílica de San Pedro y todos ellos con cubrebocas.
Entre los 13 nuevos cardenales se encontraban el arzobispo de Santiago de Chile, el español Celestino Aós, y el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (México), Felipe Arizmedi Esquivel. Debido a la pandemia no pudieron llegar a Roma dos purpurados: Cornelius Sim, vicario apostólico de Brunei y José F. Advincula, arzobispo de Capiz (Filipinas).
Francisco en su homilía preguntó: “Y si nos esperan en el Cielo, ¿por qué vivir con pretensiones terrenales? ¿Por qué agobiarse por alcanzar un poco de dinero, fama, éxito, todas cosas efímeras? ¿Por qué perder el tiempo quejándose de la noche mientras nos espera la luz del día?”.
Comentando la traición de los apóstoles a Jesús tras su muerte, el papa advirtió que “hay un sueño peligroso: el sueño de la mediocridad. Llega cuando olvidamos nuestro primer amor y seguimos adelante por inercia, preocupándonos sólo por tener una vida tranquila”.
“Pero sin impulsos de amor a Dios, sin esperar su novedad, nos volvemos mediocres, tibios, mundanos. Y esto carcome la fe, porque la fe es lo opuesto a la mediocridad: es el ardiente deseo de Dios, es la valentía perseverante para convertirse, es valor para amar, es salir siempre adelante”, dijo.
Y ante este peligro de la mediocridad, el papa argentino señaló la necesidad de la oración, que “nos despierta de la tibieza de una vida horizontal, eleva nuestra mirada hacia lo alto, nos sintoniza con el Señor”.
También alertó contra “el sueño de la indiferencia“, que ocurre cuando “se es indiferente”, cuando “se ve todo igual, como de noche, y no le importa quién está cerca. Cuando solo giramos alrededor de nosotros mismos y de nuestras necesidades, indiferentes a las de los demás, la noche cae en el corazón”.
“Comenzamos rápido a quejarnos de todo, luego sentimos que somos víctimas de los otros y al final hacemos complots de todo. Hoy parece que esta noche ha caído sobre muchos, que exigen solo para sí mismos y se desinteresan de los demás”, señaló.
Salir del “sueño de la indiferencia”
Para salir de este “sueño de la indiferencia”, Francisco aconsejó “la vigilancia de la caridad” porque “no se puede ser cristiano sin caridad”.
Junto con el papa concelebraron hoy los nuevos cardenales: el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el arzobispo italiano Marcello Semeraro que sustituye al defenestrado por el papa, Angelo Becciu y el nuevo secretario general del Sínodo de los obispos, el maltés Mario Grech. También el arzobispo de Kigali, en Ruanda, Antoine Kambnada, y los italianos, el arzobispo de Siena (Italia), Paolo Giudice y al custodio el convento de Asís, Mauro Gambetti.
Entre los mayores de 80 años, se encontraban el exnuncio y observador del Vaticano en la Naciones Unidas, Silvano Tomasi; el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, y el exdirector de Caritas de Roma y párroco del santuario del Divino Amore, de Roma, Enrico Feroci.
Mientras que el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, originario del South Side de Chicago, se convirtió hoy en el primer purpurado afroamericano de la historia de la Iglesia.