El independentismo volvió a sumar mayoría en las elecciones regionales de Cataluña celebradas este domingo, que ganaron los socialistas en número de votos, y en las que irrumpió como cuarta fuerza la ultraderecha, hasta ahora inexistente en el escenario parlamentario y político catalán.

Más de cinco millones de catalanes estaban llamados a participar en unos comicios atípicos por la pandemia de coronavirus, que dejó imágenes inéditas por las medidas de seguridad que se tuvieron que adoptar, y también repercutió en la participación, que fue del 53.53 por ciento, la más baja en unas elecciones en Cataluña desde la recuperación de la democracia en España.

Este porcentaje de participación supone 25.4 puntos menos que en las autonómicas de 2017, cuando la afluencia a las urnas alcanzó un récord del 79 por ciento al final de la jornada.

No es tan atípico el panorama que dejan sus resultados, en una región en la que el independentismo ha visto incrementada su fuerza en los últimos diez años. En esta ocasión la revalida, pero necesitará de pactos para poder alcanzar de aquí a finales de mayo la gobernabilidad, establecida en 65 diputados de un total de 135.

Escenarios posibles: independentismo o pacto de izquierdas

Dos escenarios son posibles: Un Ejecutivo regional de signo independentista o una coalición de izquierdas y ambas opciones tienen al partido Esquerra republicana de Catalunya (ERC, 33 diputados) como denominador común, por lo que será él el que deba elegir aliados.

ERC, cuyo líder, Oriol Junqueras, es uno de los políticos presos que cumplen condena por secesión, puede negociar con JxCat, la formación impulsada por el expresidente catalán fugado a Bélgica, Carles Puigdemont (32 escaños) y la independentista radical CUP (9).

Pero las relaciones entre ellas, a pesar de compartir objetivo, no pasan por su mejor momento y no parece ser sencillo alcanzar un acuerdo.

La otra opción pasa por abrirse a dialogar con el Partido Socialista de Cataluña, encabezado por el exministro español de Sanidad, Salvador Illa, la gran apuesta del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con el que comparte número de escaños (33), y En Comú Podem (8), la representación en Cataluña de Podemos, socio de coalición junto a los socialistas en el Ejecutivo central.

Se trataría en ese caso de repetir la experiencia que las tres formaciones llevan a cabo a nivel nacional, donde ERC da su apoyo al Gobierno de coalición de PSOE y Podemos en el Parlamento español.

Y en esa idea se mueve el exministro de Sanidad Salvador Illa, quien anunció, tras conocerse los resultados electorales, que se postulará a la investidura como presidente regional para hacer efectivo el “cambio” en Cataluña.

El elevado número de votos recibidos demuestra, dijo este domingo, que hay un grueso importante de catalanes que quieren “escribir una nueva página” en la historia de Cataluña, basada en el diálogo y el “reencuentro”.

También para Sánchez, la victoria de su partido en las elecciones catalanas, posibilitará “el cambio y el reencuentro”, según escribió en Twitter.

Ultraderecha barre a la derecha

En la otra cara de la moneda, el conservador Partido Popular (PP), vio como en estas elecciones era adelantado por mucho por Vox, quien ha conseguido replicar en Cataluña la fuerte entrada que tuvo en las pasadas elecciones generales.

Con 11 escaños, su candidato, Ignacio Garriga, supera en ocho al Partido Popular, y en cinco a Ciudadanos (Cs).

Los liberales son quizá los más perjudicados de estos comicios, ya que han pasado en cuatro años de ser los más votados a ocupar la séptima posición, con seis escaños frente a los 30 de 2017.

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