El siglo XXI ha visto endeudarse a casi todas las entidades federativas del país. Desde hace varios años la Secretaría de Hacienda y Crédito Público pone a disposición del público la información detallada de la deuda contratada por todos y cada uno de los estados del país. La información al cierre de cada ejercicio fiscal en las dos últimas décadas muestra que la deuda de los estados creció de manera estratosférica. 

Al cierre de 2001 la deuda total de las entidades federativas era de 100 mil 243 millones de pesos. Pero al cierre del año 2020 la deuda aumentó a 637 mil 274 millones de pesos. Lo grave es que en casi todas esas entidades se hable de corrupción y mal gobierno junto a pocos resultados tangibles, en lugar de crecimiento y desarrollo social acorde a ese endeudamiento. 

De acuerdo con esas informaciones, los estados más endeudados hasta el cierre de 2020, son CDMX con 87,737 millones de pesos, Nuevo León con 80,665 millones, Chihuahua con 50,714 millones, EDOMEX con 46,869 millones y Veracruz con 42,976 millones de pesos. 

Pero además de la deuda registrada, se cuenta con un apartado sobre la deuda a corto plazo en trámite de registro. Respecto al estado veracruzano, los montos pendientes de registrar al cierre de 2020, son los siguientes créditos: con Banorte dos contratos por las cantidades de 1,300 y 1,000 millones de pesos, respectivamente, con BANSI uno por 300 millones y con HSBC uno más por 200 millones, para hacer un total de 2,800 millones de pesos pendientes de registro.

La información de la SHCP también nos indica que las garantías de pago comprometen las participaciones federales de Veracruz en los próximos años por 36,800 millones de pesos y las aportaciones federales por 4,255 millones de pesos, además de 1,840 millones de pesos a corto plazo quirografario.

En su momento, el secretario de finanzas José Luis Lima Franco, señaló los préstamos finales fueron para pagar a pensionados y las nóminas de maestros. Dijo también que mediante disminuciones a los presupuestos de diversas dependencias, se pudo reunir mil millones de pesos para destinarlos al sector salud para los gastos de la pandemia de COVID-19. En enero pasado también habló de un nuevo crédito de dos mil millones de pesos para obras de infraestructura. Hace pocos días informó de un pago de 11 mil millones de pesos para el SAT y en alguna entrevista publicitada en Facebook, indicó que durante el próximo año, si las condiciones lo permitían, pagarían otros 9,200 millones a esa instancia recaudadora de la federación.

Esto puede significar que en lo que resta del gobierno cuitlahuista, Veracruz estará observando los acostumbrados subejercicios en las dependencias, nuevos préstamos bancarios y los anunciados pagos al SAT. Los compromisos de Cuitláhuac García quedaron en simples palabras y en su pertinaz asignación de culpabilidades a otros. Sin dejar de ser una de las peores imitaciones de López Obrador y hazmerreír del resto de gobernadores en el país por su dificultad discursiva.

Esto indica que la liquidación de los adeudos del estado se pospondrá para los cuatro o cinco próximos sexenios, si bien nos va. No hay obras que justifiquen los presupuestos estatales y los préstamos de esta administración. Los números y los hechos no mienten. El desarrollo de Veracruz puede esperar a que llegue la quinta o sexta transformación.

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