Tras 15 años de investigación en el Conjunto Monumental de Atzompa, en Oaxaca, edificado un milenio después del centro ceremonial de Monte Albán, para servir como punto de vigilancia sobre los Valles Centrales, se ha formulado que distintas alteraciones en el orden social y político del Estado zapoteco, condujeron al proceso de abandono de ambos asentamientos alrededor de 850 d.C., es decir, hace más de mil años.

A esa conclusión han llegado investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que integran el Proyecto Arqueológico Conjunto Monumental de Atzompa (PACMA), de manera que ahora se conoce mejor el papel que desempeñó este lugar como componente de la gran ciudad de Monte Albán, dieron a conocer en el ciclo de conferencias virtuales “La arqueología hoy”, coordinado desde El Colegio Nacional (Colnal), por el arqueólogo Leonardo López Luján, también del INAH.

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La directora del PACMA, Nelly Robles García, explicó que existen evidencias suficientes para formular que ambos asentamientos fueron deshabitados con planeación, para ello, los zapotecas cancelaron importantes áreas, previa realización de ceremonias de clausura, como demuestran diversas ofrendas registradas en espacios como la Casa de los Altares, la Casa de Oriente y la Casa del Sur, entre otros.

“El abandono de Atzompa fue planeado; cancelaron pasillos, entradas, rompieron simbólicamente piezas de cerámica y llevaron a cabo ceremonias acompañadas de banquetes. Hemos encontrado contextos similares en el Edificio P de Monte Albán, lo que nos habla de una acción coordinada”, sostuvo en la transmisión difundida por las redes sociales del Colnal.

Eso refutaría otras teorías que apuntaban al abandono abrupto de Monte Albán, por una invasión planeada desde Teotihuacan, en el Altiplano Central, considerado el Estado hegemónico para el periodo Clásico. Descubrimientos en Atzompa indicarían que, sometidos a distintas presiones, los linajes dominantes consideraron pertinente buscar un reacomodo político y social bajando a los Valles Centrales, para ahí distribuir el poder fundando varias ciudades.

Atzompa, cuyo vocablo náhuatl que significa “en la cumbre del agua”, se encuentra en el extremo norte de la cordillera baja que se forma en el centro del valle de Oaxaca, en un cerro distinto a donde se emplaza Monte Albán, pero a la misma altitud que este. La especialista dijo que su investigación se facilita porque en el sitio solo está representada una gran época (500-850 d.C.) y no una vasta cronología, “como si fuera una fotografía de ese periodo, el Clásico Tardío, congelado en el tiempo”.

Así, Atzompa es resultado de la explosión urbana de Monte Albán tras el colapso de Teotihuacan, lo que implicó que los cerros aledaños fueran ocupados por las genealogías más importantes de la ciudad, constituyendo grupos de poder que imprimían características propias en esos asentamientos. Atzompa también fue un puesto de vigilancia sobre las rutas comerciales que cruzaban por los valles de Etla y Oaxaca hacia el Soconusco, de ahí que sus estructuras están orientadas al exterior.

Pensado como una iniciativa de arqueología social, la cual busca defender el área patrimonial norte de Monte Albán desde la concienciación comunitaria, el PACMA explora actualmente la Casa del Sur, próximo al Juego de Pelota I (Atzompa cuenta con tres), donde se descubrió un gran friso de 12 metros de longitud, el cual decoraba su primera fachada, y “es el lienzo de escritura zapoteca, prehispánica, más grande que tenemos hoy en día en Oaxaca”, indicó Nelly Robles.

Por su manufactura, a base de estuco y lodo, abundó, el equipo ha invertido gran parte del tiempo en estabilizarlo, cuya iconografía no narra una historia, sino que está compuesta por elementos de poder; hasta ahora, se ha reintegrado su tablero escapulario y se ha explorado su sección norte; su escalinata se encuentra en la parte sur que se trabajará en las siguientes temporadas de campo.

Los estudios arqueológicos en las casas de los Altares, de Oriente y del Sur, donde residían los dignatarios, llevará a conocer la forma de distribución del poder en los asentamientos satélite de Monte Albán. Por ejemplo, en una estructura próxima a la Casa de los Altares, hace unos años se descubrió una cámara funeraria, en cuyo interior se recuperaron las vasijas efigie de una pareja de gobernantes los cuales, por su iconografía, son conocidos como la Señora Agua y el Señor 8 Temblor, finalizó la investigadora del INAH.

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