El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) cumplirá 30 años en funcionamiento y ha convocado a una cumbre presidencial con tres ejes temáticos marcados por el impacto de la pandemia de covid-19, el fenómeno migratorio y los retos para la recuperación económica de la región.
Costa Rica será la sede de la reunión presencial, que estará presidida por el mandatario de ese país, Carlos Alvarado, y a la que se prevé la asistencia de sus homólogos de El Salvador, Nayib Bukele; Guatemala, Alejandro Giamattei; Honduras, Juan Orlando Hernández; República Dominicana, Luis Abinader; Panamá, Laurentino Cortizo; además del primer ministro de Belice, Johnny Briceño; y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
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La presencia de Sánchez en esta oportunidad tiene que ver con el aniversario número 20 del establecimiento del memorando de Cooperación entre el SICA y España, que de acuerdo al mecanismo, ha incidido en la “consolidación de la primera Unión Aduanera Trinacional de todo el continente americano”, favoreciendo el comercio intrerregional y el fortalecimiento del mecanismo de la Negociación Conjunta del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (COMISCA), “incidiendo en un ahorro de más de 72 millones de dólares en la compra de medicamentos e insumos médicos a nivel regional”.
Desde la cancillería costarricense han adelantado que otro de los temas claves es la modernización del mecanismo de integración para afrontar los desafíos regionales y eliminar las trabas burocráticas para la cooperación, en un momento en que la región centroamericana afronta el desafío migratorio, agravado por las secuelas económicas, políticas y sociales de la pandemia de covid-19.
La cuestión migratoria en el centro
La cumbre del SICA se efectuará días después de la visita realizada por la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, a Guatemala y México, para ejercer sus gestiones como comisionada en el tema migratorio, y la reunión previa con el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, con los miembros del bloque a inicios de este mes.
El freno a la migración centroamericana es uno de los temas clave para EE.UU., por lo que Washington ha hecho gestiones no solo con los Estados miembros de SICA sino también con México (que participa como observador regional del mecanismo), con el objetivo de presionar para que eviten el flujo de personas sin papeles hacia territorio estadounidense. “No vengan”, fue la tajante negativa de Harris esta semana en Guatemala para quienes deseen emprender el viaje.
El problema es que la crisis sistémica de Centroamérica, que empuja a miles de personas a huir de sus países en búsqueda de oportunidades, se ha agravado con el peso de la pandemia. Según estimaciones recientes, las exportaciones se han reducido por encima de la media, las perspectivas de recuperación no son positivas y las remesas reportaron un retroceso de casi 20 % en 2020, un dato nada menor para una región que depende entre el 13 % y el 20 % de su PIB de los envíos de efectivo que hacen los migrantes fuera de sus países para sostener a sus familiares.
“Uno de los temas en la agenda regional de los países miembros del SICA es el desplazamiento forzado que impacta en las comunidades de Centroamérica y México”, aclaró el bloque en un comunicado.
Sobre ese tema, hay dos perspectivas que pueden tener impacto en los países de la región. La primera, de EE.UU., que ofrece asistencia económica a cambio de tutelar las instituciones de esos países bajo el argumento de la lucha “anticorrupción”; la segunda, propuesta por México, que plantea programas de financiamiento directo al desarrollo para desalentar la migración irregular de las personas más vulnerables.