En la cuarta transformación, pero sobre todo el gobernador Cuitláhuac García, deben estar de fiesta con el doctorado honoris causa en filosofía que recibió Zenyazen Escobar, el secretario de educación en Veracruz, por parte de la Honorable Academia Mundial de la Educación, una organización que dice estar “integrada por líderes pedagógicos de alta trayectoria internacional con la finalidad de orientar la educación hacia un modelo integral y humanista con auténticos valores éticos y morales” y que promueve la “excelencia educativa”
Un doctorado de está naturaleza no tiene valor legal, en ninguna legislación, y puede ser entregado a cualquiera sin haber cumplido la totalidad de requisitos académicos previos para llegar al nivel doctoral. Ahí esta el ejemplo de dos personajes: Laura Bozzo y Roberto Palazuelos, dos diamantes de la farándula que solo sirven para hacer payasadas y distraer a la gente.
En el caso del cuquiño secretario de educación en Veracruz, su necesidad egocéntrica, se sabe, lo llevó a “aceptar” esta gran distinción ante la evidente falta de resultados académicos en favor de los veracruzanos.
El doctor Zenyazen es todo un aspiracionista, clasemediero y sube a la categoría fifí, que tanto discrimina el presidente López Obrador. Sin embargo, en el palacio de la Ciudad de México y en el de Enríquez en Xalapa, las concepciones y visiones son diferentes.
En todo caso, los homenajes son banalidades, que realizan los vanidosos para los vanidosos. Y entre los miembros del equipo cuitlahuista, no hay nada más necesario que lo superfluo.




