El presidente Andrés Manuel López Obrador, mantiene una verdadera cruzada contra los medios de prensa que lo critican con tenacidad, y que han llenado un vacío que antes ocupaba la oposición, ahora un poco menguada, a juicio de analistas, pero decidió llevar esa confrontación a un nuevo nivel para aumentar también los distractores a los problemas que enfrenta el país como: la inseguridad, las masacres del crimen organizado, el desempleo y el aumento de contagios por la pandemia del covid-19.
En días pasados anunció que crearía una sección semanal de su habitual conferencia matutina diaria con las “fake news” de la semana difundidas por los medios informativos, tanto digitales como impresos, en contra de su gobierno, iniciado hace dos años y medio, generando un revuelo político.
El mandatario designó a la periodista Elizabeth García, que trabaja para el diario La Jornada de Oriente, filial del diario capitalino La Jornada, para poner en evidencia a aquellos órganos de prensa que digan “mentiras” en contra de su administración.
La decisión de inmediato causó rechazo de parte del periodismo mexicano, que a su vez acusó también al presidente de “difundir datos falsos e informaciones sin ningún sustento”.
De hecho, un estudio recién difundido reveló que ha formulado más de 56 mil afirmaciones “falsas o engañosas” en sus “mañaneras”, como se denomina popularmente a sus conferencias matinales cotidianas, desde que inició su gobierno.
Según la investigación realizada por Luis Estrada, director de la consultora política SPIN, que analizó los datos no verificables a los que alude el presidente en sus conferencias, el jefe de Estado ha hecho, en promedio, en cada conferencia 88 “afirmaciones no verdaderas”.
El ejercicio de la firma SPIN emuló el conteo realizado por el diario estadounidense The Washington Post, para contabilizar los señalamientos apócrifos de los discursos del ahora expresidente Donald Trump.
El estudio arrojó que en los primeros 100 días de su presidencia, Trump realizó 492 “afirmaciones sospechosas”, y para el final de su administración ya había acumulado 30 mil 573 afirmaciones “falsas o engañosas”, con un promedio de 21 afirmaciones errónes por día, por lo que López Obrador ya lo habría superado.
“La instauración de un tribunal para juzgar y condenar lo que en Presidencia consideran ‘mentiras’ en los medios ‘tradicionales’ (prensa, radio y televisión) y en las redes” sociales “configura un abuso de poder”, señaló el analista Carlos Marín. Este recuento “pone en peligro físico a quienes, sin oportunidad de replicar en el mismo foro, son echados a la hoguera pública”, agregó el también conductor televisivo.
“La legitimidad de discrepar no es gracia de su gobierno, quien tiene la obligación constitucional de preservarla”, dijo Marín.
La decisión de crear el “Quién es quién” en las noticias falsas de México fue cuestionada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual indicó que “afecta la libertad de expresión y la democracia”.
López Obrador arremetió contra la CIDH por criticar este ejercicio de réplica contra la prensa que lo ataca a diario y dijo que incurrió en “una interpretación muy ventajosa” y que le “debería dar vergüenza defender un periodismo de mentiras”.
“Es una interpretación muy ventajosa de parte de quienes no quieren que haya confrontación de ideas, que haya un diálogo circular que nada más quieren ellos tener el monopolio de la verdad y que nadie puede replicar”, afirmó el mandatario.
“Cómo no vamos a tener el derecho de decir: esta es una calumnia y probarlo”, señaló y se preguntó si el gobierno tiene que quedarse callado y si “nadie puede refutar” las afirmaciones de “los medios de información convencional”, a las cuales acusó de “pontificar con una supuesta verdad absoluta”.
“Hay que poner por delante la verdad, hay que respetar a la gente, pero no sólo a las autoridades o a los integrantes de la llamada sociedad civil, no sólo los periodistas, no sólo los servidores públicos, sino respetar al pueblo, porque el periodismo y la política son imperativos éticos”, recalcó.
López Obrador no ha dudado en señalar con su nombre a los principales analistas que desde diversos medios cuestionan sus actos de gobierno y se declaró el mandatario “más criticado” desde el reverenciado presidente Francisco I. Madero, que gobernó a principios del siglo XX tras la dictadura de 30 años de Porfirio Díaz.
“La mentira en los medios se convirtió en una constante y no había derecho de réplica. Ahora sí la hay. Se garantiza el derecho a la información, no hay censura, hay libertades plenas.
Esto es muy bueno para consolidar la democracia” por lo que “nadie debe de sentirse ofendido” pues “no se trata de calumniar a nadie”, dijo.