El narcotráfico y la trata de niñas como contexto y la magia de la infancia como hilo argumental: la película mexicana “Noche de Fuego“, de Tatiana Huezo, recorre esos dos mundos en su primera cinta de ficción, estrenada este jueves en el Festival de Cannes con 10 minutos de aplausos.
La película se proyecta en la sección oficial Una Cierta Mirada, la segunda en importancia en el certamen, y es una adaptación libre de la novela “Ladydi”, de la estadounidense Jennifer Clement, a partir de la cual la cineasta, de 49 años, lanza su propia mirada sobre México.
“Muestra una realidad que no es nueva. México es un país que ha estado marcado por el saqueo, por la violencia, por la impunidad, y en este territorio donde es muy difícil acceder a la justicia, donde vale todo, donde es fácil desaparecer, donde es fácil matar y no sucede nada, la condición femenina está muy expuesta”, dice a EFE.
Las tres niñas protagonistas de su filme aprenden a sobrevivir y a hacerse invisibles en un pequeño pueblo marcado por los efectos colaterales de la guerra contra el narcotráfico, pero esa vigilancia constante no apaga sus inquietudes.
“Noche de Fuego habla de la magia que habita en ese momento de la vida, del juego, de ese mundo que estas pequeñas construyen, que es un refugio impenetrable. Para mí era muy importante que mostrara una mirada más pura, más contestataria, honesta, frente a la violencia, en contrapunto con la inmovilidad y el silencio de los adultos”, añade.
Huezo tiene doble nacionalidad, mexicana y salvadoreña, y ganó reputación internacional con su primer documental, “El lugar más pequeño“, en 2011. Su segundo proyecto, “Tempestad” (2016), centrado en la violencia mexicana, fue recompensado como mejor documental en los premios Fénix del cine iberoamericano.
Este nuevo filme está ubicado en las montañas de Guerrero, “un lugar sumamente violento, donde se siembra amapola y hay un tráfico importante de goma de opio para producir heroína”, pero se rodó en la Sierra Gorda de Querétaro por la peligrosidad de ese primer enclave.
La realidad, según apunta la directora en Cannes, supera a la ficción.
“Las mujeres en México crecemos con miedo, con miedo de caminar por la calle a ciertas horas de la noche, con miedo de volver a casa después de una fiesta, con miedo a ponerte una falda. Todos los días desaparecen niñas y mujeres”, denuncia.
Apuesta por el documental y la ficción
Hacer esta película le ha abierto nuevos horizontes profesionales. “Me siento muy libre para poder transitar entre la ficción y el documental. Me enamoré también de lo que significa trabajar con la interpretación, de poder trasladar emociones humanas y poder ponerlas en la piel de un personaje”, relata.
Esa doble vía se refleja en sus próximos proyectos. Una nueva ficción sobre el aborto y un documental, “El eco“, “sobre niños campesinos que están aprendiendo a estar en el mundo adulto” y sobre “esa voz que los padres siembran en nosotros cuando somos pequeños y se queda guardada ahí para siempre”.
Huezo es madre de una niña de nueve años por lo que siente que todo su mundo en estos momentos está inmerso en la infancia, y cree que el cine no tiene el poder de cambiar el mundo, “pero sí de provocar pensamiento”, ver otras realidades y acercar a pueblos distintos.
“Es una ventana muy poderosa para poder mostrar y comunicar qué pasa en otros lugares, y también para voltear a vernos a nosotros mismos”, dice.
En esa línea, “Noche de Fuego” vuelve a poner sobre la mesa la violencia en su país en un momento en que, en su opinión, los mexicanos se han acostumbrado a ella y han dejado de cuestionarla, “porque la vida sigue y porque uno tampoco puede vivir sumergido en la tragedia permanente”.
Su película no es la única representante mexicana en Una Cierta Mirada, que se clausura este viernes.
En “La civil“, coproducida por Michel Franco, la directora rumana Teodora Ana Mihai muestra hasta dónde está dispuesta a llegar una madre para salvar a su hija y narra la historia de una ama de casa que se toma la venganza por su mano para rescatarla de un cártel.
“Es una enorme alegría estar aquí (en Cannes), un privilegio enorme después de un año sumamente difícil, en un momento clave donde se acumularon películas de dos años”, concluye Huezo en referencia a la edición de 2020, en el que el certamen fue anulado por la pandemia.