Machu Picchu celebra este fin de semana los 110 años de su salto mundial a la fama, gracias al estadounidense Hiram Bingham, quien difundió al resto del mundo la existencia de este tesoro arquitectónico de los incas, convertido en la joya turística de Perú y una de las siete maravillas modernas.

Fue el 24 de julio de 1911 cuando Bingham llegó por primera vez a Machu Picchu, que pese a estar cubierta por la maleza, pudo entender la enorme importancia de los restos arqueológicos que tenía frente a sus ojos y la necesidad de ponerlos en valor y dar a conocerlos a nivel internacional.

Sin embargo, no se puede decir que Bingham haya descubierto Machu Picchu, como apunta el director del parque arqueológico, José Bastante.

“Machu Picchu nunca fue descubierta porque nunca estuvo perdida. Siempre hubo gente en la zona. Tenemos evidencias de un alemán, Augusto Berns, que subió en la década de 1870, y el peruano Agustín Lizárraga en 1902”, recuerda Bastante.

Desde que fue abandonada sobre la segunda mitad del siglo XVI, ha habido gente visitando Machu Picchu e incluso gente cultivando en algunas de sus terrazas. Lo que hizo Bingham, a diferencia de los otros, es darle la importancia científica”, agregó.

El estadounidense fue el primero que tuvo un interés científico en Machu Picchu, al preocuparse en tomar fotografías y hacer mapas del lugar, así como en otros monumentos de la zona.

“Por eso reconocemos a Bingham como su ‘descubridor científico’, porque enseña Machu Picchu a occidente y dedica gran parte de su vida a escribir sobre la ciudadela, los incas y otros temas”, señala Bastante.

“Definitivamente el 24 de julio es una fecha importante, pero también hay que considerar que Bingham estaba buscando la ciudad de Vilcabamba”, recuerda el arqueólogo, en referencia al último reducto de resistencia de los incas frente a la colonia española.

EL LEGADO MÁS UNIVERSAL DE LOS INCAS

Tras más de un siglo de variadas investigaciones, especialmente con las realizadas desde 2013, lo que se puede determinar es que Machu Picchu fue, en palabras de Bastante, “un centro político, administrativo y religioso de los incas, construido en un lugar neurálgico de interacción entre los Andes y la Amazonía”.

La ciudadela fue construida alrededor del año 1.400 por Pachacútec, el inca que condujo el imperio incaico a su máximo apogeo y expansión hasta convertirse en la civilización de la América prehispánica con mayor dominio de territorio, que iba desde el norte de la actual Colombia hasta el norte de Argentina y Chile.

Por su ubicación en lo alto de una escarpada montaña, rodeada de grandes desniveles, cañones y vegetación selvática en la región de Cusco, Machu Picchu es una obra maestra de arte, arquitectura e ingeniería en perfecta armonía con la naturaleza y resulta el legado más importante de la civilización inca a la humanidad.

En 1983 fue declarada por la Unesco patrimonio de la humanidad y en 2007 fue escogida en una votación a nivel global como una de las siete maravillas del mundo moderno, junto a la pirámide maya de Chichén Itzá, el coliseo romano, la muralla china y el Taj Mahal, entre otros monumentos.

TURISMO LIMITADO

El masivo flujo que recibía de turistas, que en los días más multitudinarios recibía más de cinco mil visitantes al día, hizo en los últimos años que la Unesco se plantease incluir a Machu Picchu en la lista de patrimonio mundial en riesgo, lo que obligó a las autoridades peruanas a tomar medidas.

“La ‘llaqta’ (centro urbano, en quechua) no puede soportar esa cantidad de gente”, admitió Bastante, quien recordó que en 2019 hubo un promedio de 4.100 visitantes al día.

Por ello el aforo de Machu Picchu se limitó este año a dos mil 244 visitantes por día a través de una resolución del Ministerio de Cultura, y en base a una serie de estudios capacidad de carga de turismo sobre el parque arqueológico.

“Mientras no haya las condiciones para incrementar esa cantidad de personas sin afectar a la conservación del sitio, nos quedaremos con esa cantidad”, sentenció Bastante.

También se han establecido medidas para regular las visitas, como una serie de turnos y un límite de tiempo para permanecer en la ciudadela inca.

NUEVA NORMALIDAD TRAS CUARENTENA

Durante la pandemia de la covid-19, Machu Picchu tuvo que permanecer clausurado durante prácticamente todo el año 2020, y tras una apertura gradual al turismo ahora está recibiendo un promedio de 1.400 visitantes al día, la mayoría de ellos nacionales, ya que recién se está comenzando a reactivar el turismo internacional.

Si bien Machu Picchu ha quedado como símbolo universal y prácticamente eterno de Perú, existen en el país otras ciudades de civilizaciones prehispánicas más antiguas que los incas que las autoridades peruanas se esfuerzan por dar también a conocer al mundo.

Entre “los otros Machu Picchus” de Perú están la ciudadela inca de Choquequirao, también en Cusco; la ciudad fortificada de Kuélap, capital de los chachapoyas; Chan Chan, capital de los chimús; o el complejo arqueológico huari, en Ayacucho.

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