Millones de estudiantes mexicanos regresarán a clases presenciales este lunes 30 de agosto, tras alejarse de las aulas desde marzo de 2020, cuando el gobierno federal anunció el confinamiento por la pandemia del covid-19.
En medio de la incertidumbre por la tercera ola de la epidemia, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el regreso “voluntario” de unos 36 millones de estudiantes y más de dos millones de maestros que forman parte del sistema educativo.
La decisión de volver a las aulas provocó un acalorado debate en el país latinoamericano, ya que algunos estados del país experimentaron un repunte de los contagios con la reapertura de las aulas y suspendieron nuevamente las actividades presenciales.
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Con esta incertidumbre, la organización no gubernamental Mexicanos Primero recomendó que la vuelta presencial estuviese acompañada de una estrategia que contemplase:
Protocolos sanitarios y de higiene: garantizar agua potable, baños y lavamanos “adecuados y accesibles”.
Una adecuada ventilación en las aulas y trasladar clases al exterior.
Escalonar las horas de entrada y salida, alternar las jornadas y combinar el aprendizaje presencial y a distancia.
Un plan para la detección y reacción ante cualquier sospecha de contagio de covid-19.
Problemas en las escuelas
Pese a que la Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó una serie de lineamientos en materia sanitaria y de higiene para poder reanudar las actividades educativas “de forma presencial, responsable y ordenada”, las carencias en algunos estados del país dificultan la adecuada implementación de estos protocolos. Se estima que una de cada cinco escuelas de educación básica no tiene acceso a agua potable.
Además, después de 17 meses de no pisar las aulas, miles de estudiantes serán testigos del daño a la infraestructura escolar. Unas 10.000 escuelas del país sufrieron robos o vandalismos durante el confinamiento por el covid-19.
Las dificultades del regreso a los salones de clase no desanimaron a la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Delfina Gómez, quien el pasado 24 de agosto dijo a medios locales que esperaba que el 90 % las escuelas del país —de un total de 265,277 planteles— abrirían sus puertas este 30 de agosto. No obstante, el cálculo parecía ser demasiado optimista, como quedó evidenciado cuando los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) anunciaron el jueves 26 que los profesores de este sindicato no volverían a las aulas en 47,000 escuelas de preescolar, primaria y secundaria, ubicadas en Ciudad de México, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán.
La reapertura de las escuelas mexicanas se ejecutará en el marco de la tercera ola de la epidemia, que según el gobierno federal, comienza a tener “signos de reducción”. Pese a esta afirmación, el semáforo epidémico de la Secretaría de Salud apunta que 25 de los 32 estados del país están en riesgo “máximo” o “alto” de contagio.
Con este contexto, las autoridades educativas de las 32 entidades fueron delineando sus propios planes para dar inicio este lunes al ciclo escolar 2021-2022.
Algunos estados optaron por implementar un modelo mixto (presencial y remoto), mientras que algunas entidades, como Colima, decidieron reabrir las aulas en los municipios que registrasen cifras bajas de contagios. Destaca también lo sucedido en Nuevo León, que determinó que cada escuela resolvería si volvían a clases presenciales o si continuaban de manera virtual.
La difícil decisión de los padres
Damián, un niño de seis años que entrará al primer año de primaria, se desilusionó porque no podrá jugar este lunes con sus compañeros de clase. Los padres de familia de la escuela Carlos Marx de la alcaldía Azcapotzalco decidieron, por votación mayoritaria, que lo mejor sería continuar con las clases remotas.
“Por ahora consideramos mejor dejarlo virtual”, dice la madre de Damián, Brianda Rendón, en entrevista con RT.
La socióloga, de 31 años, explica que tomó la decisión de no mandar a sus dos hijos —Damián y Chumara, de 11 años— a clases presenciales porque le preocupa que “hay un alza en los contagios y la población infantil está más vulnerable”.
Como Rendón, el 78 % de los padres y madres de familia de estudiantes de educación básica están preocupados porque sus hijos se contagien de covid-19 durante la apertura de las aulas, según una encuesta publicada por la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.
Pero como era previsible, la decisión de sus padres afectó el estado de ánimo de Damián.
“Se había emocionado de que ya iba a ser presencial. Había mencionado que extraña a sus compañeritos y que quiere jugar con ellos. Ahora le da igual que va a entrar [al nuevo ciclo escolar], porque va a ser en la computadora”, cuenta Rendón.
Las clases a distancia han disparado los sentimientos de enojo, ansiedad y tristeza en los alumnos. Entre las razones que dio el Gobierno mexicano para el regreso a clases presenciales están la cifra récord de suicidios de niñas, niños y adolescentes en 2020, con 1,150 casos registrados.
La deserción escolar es otro de los efectos devastadores en la actual pandemia. El salón de Damián tenía 22 estudiantes antes del cierre de las aulas. Cuando se implementó el modelo remoto, solo se conectaban unos nueve alumnos.
En el caso del grupo de Chumara, cinco compañeros dejaron de seguir las clases virtuales. “Lo que alcancé a platicar con algunos papás es que no había quién les pudiera ayudar a conectar a los niños. Algunos tenían el celular para hacerlo, pero no todo el tiempo tenían internet”, dice Rendón.
Además de cuidar a Damián y Chumara, Rendón se hace cargo de una prima, de 11 años, que no cuenta con internet en casa, ni con el equipo electrónico necesario para seguir las clases virtuales.
El gobierno federal estima que más de cinco millones de estudiantes desertaron por causas relacionadas con el covid-19 o por falta de recursos.
Para muchas madres de familia, conjugar las labores domésticas con el trabajo y los cuidados escolares de los hijos representa una carga importante que es difícil de manejar. Rendón reconoce que en este tiempo se ha llegado a sentir rebasada, aunque ha podido cumplir con todas las responsabilidades gracias a la red de apoyo que representa su familia.
En medio de la incertidumbre que se vive en México, Rendón intenta que sus “tres crías” conviertan las preocupaciones cotidianas en un aprendizaje. “Es complejo, pero es la única manera para seguir adaptándolos a esta nueva forma de vivir”, concluye.