Aníbal Bagnato y Gabriel Ayala, una pareja gay de Argentina con diez años de casados, decidieron cambiar sus planes de adopción cuando se enteraron del caso de Agustina y Camila, dos hermanas que estaban a punto de ser separadas.
El matrimonio tenía contemplado en un inicio adoptar a un niño pequeño, de 0 a 5 años de edad, un rango de edad que es difícil de adoptar por diversos motivos. En una entrevista con el diario Clarín, Aníbal aceptó que la juventud ya no estaba de su lado tampoco:
“Yo le dije a Gabriel: ‘Nosotros tenemos 45 años, ¿cuánto tiempo más vamos a esperar? Vamos a terminar siendo abuelos de los chicos’. Y ahí pedimos ampliar el rango de edad para chicos más grandes”.
La pareja quedó convencida cuando el juzgado les compartió el caso de dos hermanas de la provincia de Buenos Aires, Agustina de 7 años, y Camila, de 11. El problema es que Camila, por cuestiones de edad, enfrentaba la certeza de ser trasladada a otro sitio, apartada de su hermana.
“Nos contaron la historia de las chicas y decidimos ir a conocerlas”. El primer encuentro fue un éxito; Gabriel y Aníbal decidieron seguir adelante con la adopción, un proceso con múltiples trámites burocráticos, pero que después de varios meses, finalmente rindió frutos:
“La jueza nos contó que las chicas dijeron que se sentían muy bien con nosotros y que se querían ir a vivir con nosotros. Yo no podía parar de llorar”, contó Aníbal.
Aníbal y Gabriel viven juntos desde hace 24 años. Con la aprobación del matrimonio igualitario en Argentina hace diez años, dieron el siguiente paso en su relación y se casaron. Tener hijos fue un poco más complicado: “Somos una pareja gay y es una utopía llegar a formar una familia, no es imposible, pero no es fácil”, dijo Aníbal.
Así fue su primer día como tal:
“Subieron al auto y empezó otra etapa. La relación se afianzó con el tiempo, después de toda la primera fase, que no es fácil, viene la mejor parte. El primer día, Agustina en el hogar dibujó a la familia. Lo hizo a Gabriel, en el medio puso a ellas dos y en el otro lateral a mí. A Gaby le puso ‘papi’ y a mí me puso ‘papá’.”
Aníbal recordó entre lágrimas: “Ellos resuelven fácil”.
En la actualidad, Agustina tiene 14 años y practica gimnasia artística a nivel élite; Camila ya tiene 17 años y juega hockey.