El desapego por la religión crece de forma imparable entre los estadounidenses, con cerca de un tercio de la población (concretamente un 29 por ciento) identificándose como “sin religión”, un porcentaje que ha subido 13 puntos con respecto a 2007.
La cifra aparece en la última encuesta del Centro de Investigaciones PEW, uno de los institutos demoscópicos más prestigiosos de Estados Unidos, que considera en su introducción que “las tendencias de secularización detectadas en el siglo XXI no dan signos de ralentizarse”.
Entre los “sin religión”, el PEW incluye a los que se identifican en tres categorías: ateos, agnósticos o “nada en particular”, y su porcentaje es ahora de casi uno por cada dos identificados como cristianos (63 por ciento de la población), cuando en 2007 era solamente de uno a cinco.
El declive del cristianismo no es parejo para todos los credos: en realidad, es mucho más acusado entre los protestantes, que han perdido 12 puntos porcentuales entre la población estadounidense (del 52 al 40 por ciento entre 2007 y hoy) que entre los católicos, que solamente han perdido tres puntos porcentuales (del 24 al 21 por ciento, con un repunte desde 2019 en el caso de estos últimos.
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El porcentaje de estadounidenses que consideran la religión “muy importante” no deja de caer desde 2007, cuando suponía un 56 %, mientras que ahora es del 41 por ciento, con un descenso acusado en los últimos dos años, coincidiendo con la pandemia del coronavirus, aunque el sondeo no ha relacionado ambas cosas (pandemia y religión).
En cuanto a la asistencia a servicios religiosos en general, solo un 31 por ciento de la población admite hacerlo “una vez por mes o más, mientras que el 68 por ciento dice que solo acude “unas pocas veces al año o menos”.
Pero en este aspecto, hay grandes variaciones según los credos: de los católicos, un 35 por ciento acude al templo al menos mensualmente, mientras que entre los protestantes hay una gran diferencia entre los evangélicos negros (73 por ciento) y los no evangélicos blancos (28 por ciento).
El informe se centra sobre todo en el declive del cristianismo porque -advierte- entre los encuestados no hubo un porcentaje relevante de otras religiones como el islam, el budismo, el hinduismo o el judaísmo.