Gracias a diversas fuentes escritas e iconográficas de 4500 años de antigüedad, los arqueólogos han sabido durante décadas que la élite de Mesopotamia utilizaba unos équidos muy apreciados, llamados kungas, para funciones ceremoniales, diplomáticas y bélicas, aunque su clasificación zoológica no se había podido determinar de forma concluyente.

Sin embargo, los resultados de un novedoso estudio de ADN, publicados este viernes en Science Advances, revelaron que este animal era producto de la cruza entre burros domésticos y hemipos (una especie de asno salvaje sirio ya extinto), documentando así las primeras pruebas de cría de animales híbridos en la historia.

La identidad del misterioso animal, detallan los científicos, fue descubierta al secuenciar el genoma de una especie de équido, cuyas características morfológicas no se ajustaban a ninguna otra especie de esta familia conocida, hallado hace una década en el complejo funerario de Umm el Marra, en la actual Siria, perteneciente a la Edad del Bronce (entre el 3000 y el 2000 a.C.).

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Durante las pruebas, los paleogenetistas compararon las muestras recuperadas de los entierros con las de un asno sirio salvaje de 11 años de antigüedad descubierto en Gobekli Tepe (Turquía), y con dos de los últimos hemipos conocidos antes de que se extinguieran a principios del siglo XX.

Los resultados obtenidos mostraron que los ejemplares de los équidos de Umm el Marra “albergan el linaje materno del asno doméstico y el paterno del asno salvaje sirio, lo que sugiere que podrían ser híbridos de primera generación, ya que los híbridos interespecíficos de équidos suelen ser estériles o poco fértiles”, explican los autores.

Según detallan los académicos, los sumerios crearon su propia especie de híbrido para obtener las mejores características de cada especie progenitora, consiguiendo crías más fuertes y rápidas que los asnos y los caballos, pero más controlables y dóciles que los hemipos. Sin embargo, puesto que los kungas eran estériles y de difícil reproducción, finalmente fueron remplazados por caballos importados a la región desde la estepa póntica, entre el mar Negro y el Caspio.

“Realmente hicieron bioingeniería con estos híbridos […] Fueron los primeros híbridos de la historia, por lo que sabemos, y tenían que cruzarlos cada vez que querían producir un kunga, lo que explica que fueran tan valiosos”, señaló a Live Science Eva-Maria Geigl, coautora del estudio.

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