El Error 404 (Page Not Found o ‘sitio web no encontrado’), es probablemente el código de estado más famoso y frustrante de Internet. Se envía desde el servidor web al navegador e indica que un recurso no está disponible en la Red, porque ha sido borrado o tal vez el usuario ha escrito mal la dirección web.
Normalmente, el usuario que intenta entrar en dicha página encuentra una explicación o solución para este código de error que evidencia un enlace roto, defectuoso o que ya no existe, pero ¿qué ocurriría si el problema persiste al cabo de muchas horas, afectando no solamente a un sitio web sino a todos, poniendo de manifiesto un problema masivo y persistente en Internet?
“Es cuestión de tiempo que la red caiga. Internet se vendrá abajo y viviremos oleadas de pánico. ¿Suena apocalíptico? No lo es”, señala Esther Paniagua (Madrid, 1986) una periodista independiente y autora especializada en ciencia y tecnología, con especial interés en el impacto social de la innovación.
Paniagua (https://estherpaniagua.com/) es autora del libro ‘Error 404’ en el que analiza cómo podría producirse y qué consecuencias conllevaría un (supuesto) inminente apagón de internet sobre el que los expertos, entre ellos los pioneros de internet, están advirtiendo desde hace tiempo, según explica.
Este ensayo comenzó a gestarse en 2014, cuando tropezó con una impactante declaración del filósofo y escritor Daniel Dennett: “Internet se vendrá abajo y viviremos oleadas de pánico”.
Señala que los expertos llevan años emitiendo señales de alarma sobre una posible caída masiva de internet, ya sea por motivos técnicos, ya por ataques de “crákers” (los “hackers” malos).
SIN INTERNET Y SIN SABER QUE HACER.
“Aunque algunos gobiernos han elaborado planes de contingencia para evitar el caos que se desataría en una situación de apagón eléctrico o de interrupción de infraestructuras críticas, nadie sabe hasta qué punto el sistema entero depende de la red“, según Paniagua.
“Si se produjera dicho apagón, las comunicaciones se interrumpirían, habría pérdidas económicas billonarias, desaparecería el teletrabajo, se interrumpirían servicios críticos de hospitales y cadenas de suministro, habría problemas de abastecimiento y el transporte colapsaría…”, vaticina Paniagua.
Pero advierte que lo más preocupante es lo que ni siquiera imaginamos, porque nuestra dependencia de la red es tan salvaje “que resulta imposible especular sobre el funcionamiento del mundo sin internet“, asegura.
Paniagua no solo aborda las múltiples formas en las que internet se está cayendo y cómo podría producirse un gran apagón de la red de redes, sino también el caos que ello podría desatar y lo dependientes que somos de este sistema.
A petición de EFE nos comenta una serie de medidas prácticas para afrontar esa emergencia de modo eficaz y sensato.
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CONSEJOS DE SUPERVIVENCIA DIGITAL
El primer consejo de esta autora es concienciarse sobre lo que puede pasar. A partir de ahí recomienda a los ciudadanos “tener copias de seguridad de todo lo importante que hay en sus ordenadores, móviles y en ‘la nube’ (incluida la base de datos de contactos), almacenándolas en discos duros o dispositivos similares, pero no en la nube (es decir en servidores de internet).
Para prepararse para el gran apagón en la red de redes, Paniagua también aconseja tomar medidas para “no depender de servicios esenciales que sean únicamente digitales y contar siempre con una base de dinero en efectivo, alimentos y medicamentos necesarios para al menos una semana”, dado que dice añade “lo más probable, en caso de caída global, es que esta se solventara en cuestión de pocos días”.
La autora aporta una recomendación extra, dirigida a aliviar nuestra dependencia individual de internet: “mantener el bienestar digital, limitando el tiempo de uso del ordenador y el móvil, tanto en lo que respecta a nosotros mismos como (y especialmente) a los adolescentes y a los más pequeños”.
“Aunque un apagón de Internet que durase más de una semana es improbable, no es imposible”, dice Paniagua. Ante esa hipotética situación, y para actuar positivamente, recomienda tratar de mantener la calma, y no realizar más llamadas de las imprescindibles.
“Hay que tener en cuenta que los únicos modos de comunicación sin internet son el teléfono y el SMS (servicio de mensajes cortos), e incluso estos sistemas podrían fallar, además de saturarse”, advierte la autora, que solicita categóricamente “evitar el saqueo de supermercados o farmacias”.
Paniagua sugiere acudir al centro de reunión de nuestro distrito o barrio “para pedir y ofrecer ayuda, así como priorizar la movilidad a pie o en bicicleta o patinete, dado que es de prever que haya, no solo mucho tráfico, sino cortes de carreteras, e incluso desabastecimiento de carburantes según cuál fuera la causa del apagón y cuán prolongado fuera este”.
“Podríamos despertar mañana sin internet, o podría pasar en 5 años, o nunca. Lo que sí seguirá pasando son apagones de grandes partes de la web, como los vividos en 2021 a causa de fallos en sistemas de computación en la nube y de distribución de contenidos como Fastly o Akamai. O como la caída de todas las aplicaciones de Facebook (ahora Meta)”, concluye.