En México ocho de cada diez personas dice querer ser donador, según la encuesta del 2019 del Centro Nacional de Trasplantes, pero de todas formas los órganos de trasplante siguen escaseando. Por ello, la nueva propuesta que ronda en el Senado es que todos los mexicanos se conviertan en automáticamente donadores al morir, a menos que en vida hayan expresado lo contrario.
La propuesta introduce el término “consentimiento presunto de las personas” y tiene como propósito resolver la brecha que hay entre la voluntad de mexicanos queriendo ser donadores, y que, en efecto, al momento de morir sus órganos se dispongan para donación. Quienes no quisieran ser donadores de órganos todavía podrían no serlo siempre y cuando se contara con un escrito, que podría ser privado o público, y que tenga la firma de la persona.
A la letra, el texto propuesto para definir al donador es el siguiente: Donador, al que de manera presunta consiente la disposición para después de su muerte, de su cuerpo o de sus órganos, tejidos y células, y que no manifestó disposición en contrario; y al que expresamente consiente la disposición en vida de su cuerpo o de sus órganos, tejidos y células.
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No más donación expresa
Hasta ahora en México solo es aceptable la donación expresa, lo que quiere decir que el individuo debe consentir en vida que sus órganos sean donados después de morir. En caso de no haberlo hecho existe el término “disponente secundario”, que hace alusión al familiar en línea recta ascendente o descendente que puede elegir sobre la donación de órganos de una persona fallecida. Dado que la propuesta es que todas las personas mayores de 18 años se conviertan en donadores por defecto al morir, la figura de disponente secundario sería eliminada.
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La propuesta presentada por el senador Clemente Castañeda de Movimiento Ciudadano tiene un par de detalles extra: por una parte la donación de órganos siempre se haría después de comunicar a los familiares de la muerte del paciente; y, en cuanto a gastos, ellos correrían a cargo del sistema de salud o de la dependencia en cuestión y nunca a costa de la familia de la persona fallecida. Por último el sistema tendría que garantizar que el receptor de un trasplante o su familia no conozcan la identidad del donante y viceversa.
La propuesta primero debe ser analizada por una comisión de senadores que es la encargada de revisar temas de salud. Usualmente las propuestas que pasan por el proceso y son aprobadas reciben modificaciones en el camino antes de ser votadas por todo el Senado. De ser aprobada por el Senado entonces avanza para ser aprobada también en Cámara de Diputados. Hace cuatro años, en 2018, el Senado aprobó una reforma muy similar a esta pero en ese momento la propuesta terminó por estancarse en la Cámara de Diputados donde nunca fue aprobada.