Las mujeres mexicanas encabezan los hogares más pobres y lideran una de cada 8 familias, pero tienen los empleos más mal pagados o dedican menos horas a realizar trabajos remunerados, de acuerdo con un reporte del Instituto Mexicano para la Competitividad (INC).
El estudio del organismo no gubernamental indica que 34.4% de las mujeres gana hasta un salario mínimo (unos 250 dólares por mes), contra 21.1% de los hombres y sólo 9.2% de mujeres obtiene de 3 a 5 salarios mínimos.
Los salarios de mujeres están íntimamente ligados a la escolaridad, por lo que sólo quienes cuentan con educación superior pueden disfrutar de estipendios altos, señala el INC.
El reporte indica que 31% de las jefas de familia trabaja menos de 35 horas a la semana, por el tiempo que destina a actividades no remuneradas como los cuidados a los hijos o a personas mayores de su familia como sus padres o abuelos y sólo 16% de los hombres hacen esas labores de hacerse cargo de personas pequeñas o mayores en su vivienda.
Por lo general, las jefas de familia trabajan en la economía subterránea, en especial en los sectores del comercio y los servicios, y laboran menos tiempo que los hombres.
“Ellas enfrentan las mismas brechas de género que las mujeres en general y tiende a haber un castigo en términos de ingresos en parte por la preferencia por buscar empleos de mayor flexibilidad o destinar pocas horas al trabajo remunerado”, señaló Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del INC.
“Las mujeres hacen cuidado del hogar y además están ocupadas y eso en parte explica por qué se mantienen en rangos salariales bajos”, expuso.
El 55% de las jefas de hogar tiene un empleo informal contra 52% de los jefes, establece el estudio.
Otro informe reciente de la ONG México Cómo Vamos (MCV), basado en estadísticas oficiales, estableció al menos seis grandes brechas de género, entre hombres y mujeres: empleos formales, participación en mercado laboral remunerado, pobreza laboral, informalidad laboral, percepción de inseguridad y jornadas laborales sin paga.
A la pregunta de por qué hay más pobreza entre mujeres que entre hombres, el documento señala que las primeras padecen con mayor frecuencia situaciones de precariedad laboral porque trabajan “por una menor paga en promedio”.
Además, no acceden “a posiciones de mayor rango” y la informalidad las “acerca a la pobreza laboral cuando se pierde el trabajo” por lo cual en los hogares con más mujeres “es más frecuente que no haya suficiente comida para todos los integrantes”.
El estudio de MCV coincide con el del INC al señalar que las brechas salariales por sexo se deben, en gran medida, “al mayor número de horas que las mujeres dedican a labores no remuneradas dentro del hogar, ya sea realizando tareas domésticas o cuidando de menores, personas enfermas y ancianas”.
“Muchas mujeres se emplean en trabajos informales, en los que encuentran mayor flexibilidad para cumplir con sus roles familiares y de crianza, pero que a su vez las colocan en posiciones de mayor riesgo y vulnerabilidad frente a un despido injustificado”.
Estas personas no cuentan, con acceso a la seguridad social en caso de enfermar, ni gozan de un sistema de guarderías y sus ingresos en promedio son menores que los de los hombres.
“A lo largo de la vida laboral es menos probable que una mujer acceda a posiciones de mando. Esto se debe a que no existe un sistema de cuidados universal, por lo que el desarrollo profesional de las mujeres no ocurre en igualdad de circunstancias que el de los hombres”, afirmó.
Por todo ello, la brecha salarial “se va ampliando con el tiempo, sobre todo en el mercado laboral informal, que es donde más mujeres trabajan, y cuando hay niñas y niños en casa.
Berenice Ramírez, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que entre el 2000 el 2020 se ha incrementado el porcentaje de jefatura femenina en el hogar, del 21% al 33% en el país.
Pese a esto, hay una proporción baja de mujeres en la población económicamente activa, de 45% de ellas trabajando o disponibles para hacerlo contra 55% de Uruguay, por ejemplo, indicó la experta.