El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, descartó que México esté “considerando dejar” el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), vigente desde 1994 y renovado hace dos años, en un intento por frenar una oleada de especulaciones sobre el tema.

“En ningún momento se ha pensado en dejar el tratado, que además pues es el comercio principal de México, sus exportaciones e importaciones”, dijo Ebrard, quien se refirió por primera vez a esta versión que ha calado fuerte también en los ambientes financieros, generando incertidumbre y efervescencia.

“Una diferencia con Estados Unidos respecto a un tema no quiere decir ni que se va a colapsar la relación bilateral, ni que vamos a dejar de estar en el tratado”, señaló. 

“No tenemos ninguna indicación del presidente en esa dirección, al contrario. Vamos a seguir adelante el proceso de diálogos previos, en su momento las consultas, vamos a presentar nuestros argumentos y yo les voy a ir informando”, explicó el jefe de la diplomacia mexicana.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dio pie al surgimiento inmediato de estas versiones luego que dio a conocer que daría un mensaje el próximo 16 de septiembre, cuando se festeja la Fiesta de Independencia Nacional, para hablar sobre los pasos a seguir sobre un diferendo con Estados Unidos y Canadá sobre el T-MEC. 

El tema dividió a expertos y oposición, entre quienes consideraron que México no se atrevería a dar un paso así y quienes no descartaron que lo hiciera, a raíz de un diferendo sobre la política energética del país, que ha dado prioridad a los dos monopolios gubernamentales, en perjuicio de las empresas privadas. 

“La idea de que esta situación puede llevar a un conflicto mayor con Estados Unidos carece de fundamento”, afirmó Ebrard y sostuvo que “el único objetivo de México es defender nuestra política y nuestros puntos de vista”. 

La semana pasada, López Obrador pareció reafirmar los temores de una salida del T-MEC cuando advirtió que “no entregará su independencia ni soberanía” a Estados Unidos”. “Si tener acceso” al “mercado más importante del mundo”, supone “ceder soberanía no lo aceptamos” porque “no vamos a entregar nuestra independencia a ningún gobierno extranjero”, expuso a unos días de que Estados Unidos y Canadá llamaran a consultas en el marco del T-MEC para debatir el tema eléctrico. 

Después de estas consultas, que durarían 75 días, en los cuales debería de resolverse la controversia, el asunto debería de pasar a un panel de arbitraje de cinco miembros que resolvería el caso. 

Ambos países acusan a México de “dar un trato injusto” a sus empresas, dañar inversiones y favorecer a los monopolios gubernamentales Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (PEMEX). 

López Obrador recordó que el artículo octavo del T-MEC (conocido como USMCA en inglés), establece el “pleno respeto por la soberanía y el derecho soberano a regular” en materia energética de los países firmantes. La cláusula 34.6 del T-MEC permite a cualquiera de los tres países de salirse del acuerdo mediante una simple notificación por escrito con 6 meses de anticipación”.

Tony Payan, director del Centro México-Estados Unidos del Instituto Baker de la Universidad de Rice, Estados Unidos, afirmó que lo que López Obrador podría anunciar el próximo 16 de septiembre sería es una nueva renegociación para excluir el sector energético del acuerdo. 

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Sin embargo, faltarían cuatro años para permitirse una renegociación, bajo los términos actuales, por lo que López Obrador ya no estaría en el poder, pues termina su período en 2024, por lo que, “lo que diga en septiembre, será más retórico, para consumo de su base, que una cuestión real”, afirmó el experto. 

López Obrador sigue “estirando la liga de la relación bilateral para que sirva a su discurso nacionalista y patriotero”, a fin de hacer frente a “una elección complicada y muy competitiva” en 2024, señaló el analista Leonardo Kourchenko. 

No obstante, muchos expertos siguen dudado de si realmente sólo quiere cohesionar a sus bases con el discurso nacionalista y antiestadounidense que siempre resulta efectivo para ese fin, o podría dar un “golpe sobre la mesa”.  

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