Este viernes la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) informó sobre la disminución de los precios de la producción alimentaria en julio, lo que marca el cuarto mes consecutivo de la tendencia.

Así, el indicador de referencia bajó en un 8,6 % en julio respecto al mes anterior hasta situarse en un promedio de 140,9 puntos. No obstante, el índice, que refleja la variación mensual de los precios internacionales de una cesta de los productos alimenticios más comercializados, se mantuvo un 13,1 % por encima del nivel de julio de 2021, destacaron desde el organismo.

El mismo tirón a la baja se observó en el caso de los principales cereales, ya que el indicador se redujo un 11,5 % en julio, aunque esta cifra es un 16,6 % más de los niveles registrados en el mismo período del año pasado.

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La mayor caída de los precios ocurrió en el sector del trigo, que bajó un 14,5 %. Desde el organismo de la ONU vincularon “en parte” tal tendencia con el acuerdo alcanzado en Turquía sobre la evacuación del grano ucraniano varado.

“Sin embargo, persisten muchas incertidumbres, como los elevados precios de los fertilizantes —que pueden afectar a las previsiones sobre la producción en el futuro y a los medios de vida de los agricultores—, unas perspectivas económicas sombrías a nivel mundial, y las fluctuaciones de los tipos de cambio, lo cual plantea serias tensiones para la seguridad alimentaria mundial”, advirtió Máximo Torero, economista jefe de la FAO.

A estos temores se suman las declaraciones del ministro ruso de la Agricultura, Dmitri Pátrushev, quien manifestó este mismo viernes que el país podría tener que revisar a la baja sus planes de exportación de cereales fijados en las 50 millones de toneladas.

Tales estimaciones se deben a una serie de problemas, como las condiciones climáticas desfavorables registradas este verano en varias regiones rusas, las sanciones occidentales que complican la transferencia de piezas extranjeras para la maquinaria usada en los trabajos agrícolas, que ahora se encuentran bajo una carga adicional, explicó el ministro.
¿Cómo se desató la crisis?

Las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria global surgieron tras el inicio de la pandemia del coronavirus en 2020, dado el fuerte impacto de la crisis sanitaria en la economía global tanto de forma directa como debido a las medidas anticovid, lo que desembocó en la perturbación masiva de las cadenas de suministro.

¿Qué consecuencias tiene el conflicto en Ucrania?

Los combates en Ucrania figuran también entre las causas de la crisis alimentaria, aunque estas no se reducen solamente al conflicto. Así, los precios del trigo empezaron a crecer incluso antes del inicio del operativo militar ruso en febrero de este año, algo que han recordado en reiteradas ocasiones desde la Cancillería rusa.

Sin embargo, los enfrentamientos y las sanciones occidentales contra Rusia limitaron las exportaciones de Kiev y Moscú, importantes proveedores en el mercado de cereales. Así, el conflicto ha repercutido, por ejemplo, en el hecho de que los barcos de carga evitaban entrar a los puertos de las dos partes beligerantes en el mar Negro.

En particular, los puertos ucranianos se vieron afectados durante los cinco meses. Desde Moscú aseguraban que las exportaciones permanecían estancadas por el minado de puertos ejecutado por Kiev. Mientras, el Gobierno del presidente ucraniano Vladímir Zelenski y sus socios occidentales culpaban a Rusia de bloquear el comercio en el mar Negro.

Acuerdos en Turquía

La situación se aplacó tras la firma del acuerdo en la ciudad de Estambul para la evacuación de cereales de los puertos ucranianos de Odesa, Chernomorsk y Yuzhny. Rusia y Ucrania sucribieron el pacto de forma separada con la ONU y la parte turca, que actuaron como mediadores en el proceso negociador.

El acuerdo ya empezó a dar frutos. El primer buque con 27.000 toneladas de maíz partió el 1 de agosto de Odesa y ya se dirige a su destino final, el Líbano. Mientras, otras tres embarcaciones con una carga total de 58.000 toneladas de maíz salieron el 5 de agosto desde Odesa y Chernomorsk.

Aparte de dicho convenio, la ONU y Rusia acordaron un memorando sobre la asistencia de las Naciones Unidas en el suministro de alimentos y fertilizantes rusos al mercado global. El documento refleja la postura del secretario general del organismo, António Gutérres, quien llevaba meses abogando por reintegrar los alimentos y fertilizantes rusos al mercado global.

Bruselas y Washington suavizan sus restricciones

En este sentido, la Unión Europea anunció el 21 de julio en el marco de su séptimo paquete de sanciones antirrusas que levantó las restricciones que prohibían realizar negocios con determinadas organizaciones. De esa forma, se suavizarán las sanciones relacionadas con la producción agrícola rusa destinada a terceros países. Desde Bruselas reiteraron que “ninguna de las medidas adoptadas hoy o anteriormente” está encaminada a afectar al comercio de alimentos y productos agrícolas, incluidos el trigo y los fertilizantes, entre Rusia y terceros países.

Por su parte, la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU. emitió el 14 de julio una licencia general para autorizar ciertas transacciones con Moscú que incluyen los suministros de fertilizantes, alimentos y equipamientos agrícolas, entre otras mercancías.

¿Reducción de la oferta?

Pese a estos avances, la situación en los mercados alimentarios globales sigue siendo difícil debido a los extremos acontecimientos climáticos que azotan el planeta. Precisamente, este factor figura entre las causas que menguarán la oferta mundial del trigo, advirtió el ministro ruso de la Agricultura. En concreto, Pátrushev mencionó la sequía en EE.UU. y Europa, las inundaciones en Australia, y el mal tiempo en la India.

Asimismo, alertó sobre las expectativas a la baja sobre la calidad del grano en América del Norte, especialmente en EE.UU. “Esto, unido a las limitaciones logísticas, podría suponer graves riesgos para la seguridad alimentaria mundial en la presente campaña agrícola”, subrayó.

Cabe recordar que la India prohibió las exportaciones de trigo en mayo, al tiempo que restringió los suministros de productos clave derivados del cereal a partir del 12 de julio. Por su parte, las autoridades de Kazajistán introdujeron en abril cuotas para los envíos de trigo y harina que a mediados de junio fueron prolongadas hasta el 30 de septiembre con miras a garantizar la seguridad alimentaria interna. No obstante, el 2 de agosto el país suspendió la exportación del trigo, según medios locales.
¿Qué países están golpeados?

Uno de los países que más ha sentido la crisis alimentaria es Sri Lanka, donde los recientes disturbios a causa de la peor crisis económica en la historia del país conllevaron a la renuncia y salida del presidente.

Mientras, Estados pobres, como el caso de muchas naciones africanas, también se enfrentan a grandes riesgos debido a su dependencia de las importaciones del trigo para alimentar a sus poblaciones.

Entretanto, los países desarrollados están combatiendo las tendencias inflacionarias impulsadas por el aumento de los precios de combustibles, alimentos y otros productos básicos. Así, la economía estadounidense técnicamente ya entró en recesión tras dos trimestres de la contracción del PIB, pese a la reiterada negación de la Casa Blanca. Las proyecciones indican también que el Reino Unido y la Unión Europea pueden sufrir el mismo escenario.

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