“México no va a dejar de apoyar a Nestlé”. La frase del presidente Andrés Manuel López Obrador debió sentar mal a los caficultores de ese país, tras varios años protestando los supuestos “privilegios” que tiene la transnacional suiza y oponiéndose a su expansión en territorio mexicano. “Sus negocios generan un enorme daño a nuestro país, principalmente a los pequeños productores de café”, dijeron representantes del gremio en un comunicado difundido en julio.
La carta pública –que firman cinco asociaciones de productores– se produjo justo cuando la compañía suiza inauguró una planta para procesar café soluble en Veracruz. “Nestlé no ha jugado un papel constructivo en la caficultura mexicana en beneficio de los productores y consumidores de café en México, al contrario, sus negocios generan un enorme daño en nuestro país principalmente a los pequeños productores de Café”, denunciaron.
La queja no es nueva, tiene al menos cuatro años. El mismo tiempo que tiene AMLO en el poder. En 2018, a los pocos días de haber tomado posesión, Nestlé anunció que invertiría más de 150 millones de dólares en la construcción de una planta en Veracruz y López Obrador lanzó vivas: “Es una oportunidad que México tenga esa inversión, que la confianza por el futuro está en México”, recuerda Infobae.
¿Qué hay detrás del conflicto?
Una de las principales objeciones se los productores es el monopolio que aseguran tiene Nestlé sobre la importación de café, más de 1 millón 800 mil sacos, explicó el presidente del Consejo Regional del Café, Cirio Ruiz González. “Hay una campaña desleal, una competencia desleal porque el café importado se paga a 90 dólares el quintal cuando está a 230 dólares el café mexicano”.
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Los productores afirman además que la estrategia de Nestlé de impulsar la compra de productos solubles –precisamente la finalidad de la planta inaugurada en Veracruz– afecta la venta de los granos. Un sobre para preparar capuchino de la trasnacional cuesta alrededor de 8 pesos, mientras que en una cafetería tradicional el producto realizado de forma artesanal subiría a 25 pesos. Así, la cosecha pierde valor y los agricultores ven reducido su mercado.