Miles de migrantes venezolanos y de otras nacionalidades que buscan llegar a territorio mexicano, con el propósito de llegar a Estados Unidos, cruzaron, mediante balsas, el río Suchiate, frontera natural entre México y Guatemala.
Así, mientras Estados Unidos ha cerrado el paso a los migrantes venezolanos y les ha impuesto restricciones si intentan llegar por vía terrestre a ese país, México mantiene el paso libre a los extranjeros, quienes cruzan por puntos informales en una frontera porosa, sin vigilancia y sin detenciones.
Los migrantes cruzan a plena luz del día y a la vista de los contados agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) de México, que poco o nada pueden hacer para detener el flujo migratorio de personas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Nicaragua y Centroamérica.
Desde el paso del “Coyote”, uno de los principales pasos ilegales más conocidos, Madelen Romero, migrante de Venezuela, quien llegó a territorio mexicano, dijo desconocer las nuevas disposiciones de Estados Unidos porque perdió su celular en la selva y sólo va escuchando lo que sus compañeros le comentan en su travesía.
Junto con una amiga llevan a dos menores. Se entregó a las autoridades mexicanas de migración, esto para que les puedan entregar un permiso para poder transitar de manera libre en territorio mexicano.
“No me queda de otra, porque ya estoy en México, si me dan la oportunidad de quedarme a trabajar, lo haría porque no tengo como regresarme”, expresó la mujer venezolana.
Su compatriota, Osman Darío, quien también se encuentra en la frontera sur de México, señaló que confían en que las autoridades del INM les otorguen un permiso para continuar su tránsito por el país latinoamericano.
Hasta el lunes, en Ciudad Hidalgo, había unos 500 migrantes de Venezuela, Colombia y Haití, los cuales ingresaron de forma irregular por el río Suchiate.
Desde los puntos informales en Ciudad Hidalgo, Chiapas, en la frontera sur de México, a los migrantes que van bajando de las balsas los agentes del INM los abordan y los llevan a las oficinas para ofrecerles un trámite migratorio.
Los que deciden realizar el proceso migratorio en Ciudad Hidalgo se quedan en el acceso peatonal, donde pasarán varios días para ser atendidos por el personal del Instituto, esto para que les resuelvan, si les otorgan una visa por razones humanitarias o no.
Mientras que otros migrantes venezolanos, que deciden no acudir con las autoridades migratorias mexicanas, abordan transportes públicos colectivos, usan caminos informales para rodear los puntos fijos y semifijos de las autoridades federales y lograr llegar a la ciudad de Tapachula, en Chiapas, a unos 37 kilómetros de Ciudad Hidalgo.
Los migrantes venezolanos que han llegado a la frontera sur de México al municipio de Tapachula, pidieron perdón al gobierno de México “por ingresar de manera irregular” y pidieron “les permita seguir transitando por territorio mexicano” porque, dijeron, lo único que buscan es llegar a Estados Unidos, a pesar de nuevas reglas que limita su acceso.
Desde el pasado viernes, los migrantes venezolanos partieron en una nueva caravana, la tercera de forma masiva desde el pasado 12 de octubre, cuando el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció un nuevo proceso de control para migrantes venezolanos.
“¡Biden, abre la puerta!”, fue una de las consignas que lanzaron los venezolanos, mientras caminaban durante la carretera costera, luego de haber dejado Tapachula en busca de ir a Estados Unidos.
El cambio en las leyes migratorias de Estados Unidos ha provocado el retorno de cientos de migrantes venezolanos al sur del país.
Hasta ahora, la mayoría pernocta en el municipio de San Pedro Tapanatepec, en Oaxaca, donde se encuentra un módulo del INM en el que se otorgan permisos provisionales para transitar libremente por México.
El pasado viernes, el alcalde de San Pedro Tapanatepec, Humberto López, informó que en esta localidad hay entre 8 mil y 10 mil migrantes, la mayoría de Venezuela, que han colapsado la atención del INM.