A la luz de importantes hallazgos en la Cuenca de México, registrados entre 2019 y 2021, como las posibles trampas de mamut en Tultepec y la gran cantidad de restos de megafauna en Santa Lucía, los ojos de la ciencia voltean nuevamente a Santa Isabel Ixtapan, una localidad del Estado de México, ubicada al norte del lago de Texcoco, la cual en el siglo XX se convirtió en hito de la ciencia mundial.
Corría 1954, cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recibió la noticia de que durante las obras públicas en Santa Isabel Ixtapan, municipio de Atenco, habían salido los restos de un segundo mamut, a solo 250 metros de donde se había hallado otro, apenas dos años atrás; pero esta vez, debajo de las costillas del ejemplar se encontraron tres herramientas de piedra con huellas de utilización humana: se trataba de la primera evidencia directa de interacción entre personas de la Era de Hielo y megafauna del Pleistoceno, en la Cuenca de México.
A más de medio siglo, los restos de mamuts de Santa Isabel Ixtapan, recuperados por el arqueólogo Luis Aveleyra Arroyo de Anda y el biólogo Manuel Maldonado Koerdell, siguen siendo la única evidencia de asociación directa de artefactos líticos con megafauna en la región.
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En 2022, mediante un proyecto de investigación, liderado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), con apoyo del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en el cual participan especialistas de varias disciplinas, se comenzó a reevaluar el sitio desde los puntos de vista arqueológico, geoarqueológico y paleoambiental.
Así lo da a conocer la investigadora del Laboratorio de Tecnología de Cazadores Recolectores de la ENAH, Patricia Pérez Martínez, autora y coordinadora del proyecto “Interacción de Primeros Pobladores y Megafauna en la Cuenca de México”.
“Hoy contamos con nuevas técnicas y tecnologías que nos van a permitir reevaluar el sitio, no solo el hallazgo a nivel cultural con interacción humana, también hacer una reconstrucción del paisaje para definir cómo ha cambiado y saber si los primeros pobladores no solo aprovecharon la megafauna, sino subsistieron de los recursos del lago”, indica la especialista al mencionar que la primera temporada de campo se efectuó en 2022, en el lugar exacto donde se halló el segundo mamut, hace 68 años.
La arqueóloga explica que, con el fin de realizar una evaluación preliminar, se hizo prospección arqueológica con herramientas de tecnología avanzada y pozos de sondeo, además se tomaron muestras para estudios de suelo y reconstrucción paleoambiental, con la colaboración de los laboratorios de Geoarqueología y de Paleoambiente y Paleodieta de la ENAH; así como de Prehistoria, Prospección Arqueológica y de Análisis Espacial y Digital del IIA y de la Facultad de Ciencias de la UNAM.
“La prospección apunta a que se trata de un campamento estacional de cazadores-recolectores, lo cual convertiría a Santa Isabel Ixtapan en la primera evidencia material de la existencia de este tipo de sitios a las orillas del lago de Texcoco, hace alrededor de 9,000 años, de acuerdo con el fechamiento de los materiales hallados, aunque este también se revisará”.