Un equipo de arqueólogos ha descubierto que los seres humanos llevan usando pieles de oso para protegerse del frío desde hace al menos 300.000 años, según lo sostienen en un artículo publicado recientemente en Journal of Human Evolution.
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras analizar una serie de rastros de cortes en el metatarso y en los huesos de los dedos de un oso de las cavernas que fue descubierto en un sitio paleolítico en Schöningen, en el estado federal de Baja Sajonia (Alemania).
Ivo Verheijen, estudiante de doctorado en el proyecto de investigación de Schöningen y autor principal del estudio, explica que la marcas de corte eran finas y precisas, con el objeto de procurar una eliminación cuidadosa de la piel.
“Estas marcas de corte recién descubiertas son una indicación de que los humanos en el norte de Europa pudieron sobrevivir en invierno hace unos 300.000 años gracias a las pieles de oso cálidas”, explica el investigador, que trabaja empleado en del Lower Oficina Estatal de Sajonia para la Preservación de Monumentos .
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Nueva perspectiva
El pelaje invernal de un oso se compone tanto de pelo exterior largo, que forma una capa protectora ligera, como de pelo corto y denso, que es particularmente apropiado como aislante. Los osos, incluidos los osos de las cavernas —especie ya extinta— necesitaban un pelaje muy aislante para hibernar.
Asimismo, Verheijen detalla que el animal cuyos restos se han analizado debió ser un oso adulto que fue cazado y desollado, ya que la piel debe retirarse poco después de la muerte del animal, pues, de lo contrario, el pelo se pierde y la piel queda inutilizable.
Según el profesor Nicholas Conard, que dirige el proyecto de investigación de Schöningen, este hallazgo abre una nueva perspectiva, pues revela que los animales no solo se usaban como fuente alimenticia, sino que sus pieles también eran esenciales para sobrevivir al frío, lo que puede verse como una de las adaptaciones activas más antiguas de los primeros humanos al clima del norte.