Un equipo multidisciplinario de investigadores descifró el significado de una serie de dibujos y marcas pintadas hace al menos 20.000 años en distintas cuevas en Europa durante la última Edad de Hielo, demostrando que los cazadores-recolectores paleolíticos utilizaban una forma de protoescritura para transmitir información vital para la supervivencia al menos 14.000 años antes de lo que se pensaba, informa la Universidad de Londres (Reino Unido).

De acuerdo a los científicos, las marcas estudiadas, en su mayoría secuencias de líneas, puntos y símbolos en forma de ‘Y’, en combinación con dibujos de animales, contienen información numérica sobre animales, como caballos salvajes, ciervos y mamuts, y hacen referencia a cuentas calendáricas ligadas a los cambios de temperatura y no a acontecimientos astronómicos, como los equinoccios.

Según detallan los académicos, para descifrar el significado de las marcas utilizaron como punto de referencia el número de puntos o líneas pintados, descubriendo que en ninguna de las series analizadas había más de 13 marcas.

Descifrar un antiguo sistema de protoescritura

Tras analizar estadísticamente más de 800 pinturas, lograron determinar que el número de puntos o líneas es un registro calendárico lunar, que indica la temporada de apareamiento de las distintas especies representadas.

Una vez determinado el significado de estos símbolos, descubrieron una correlación entre estos con el signo en forma de ‘Y’, el cual, estiman, marca la temporada de alumbramiento.

“La capacidad de asignar signos abstractos a los fenómenos del mundo, de registrar acontecimientos pasados y predecir sucesos futuros, fue un profundo logro intelectual”, apuntan los científicos en su investigación, publicada en la revista Cambridge Archaeological Journal.

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Puesto que las marcas son un sistema notacional y no un sistema de un lenguaje escrito, y al carecer de sintaxis gramatical, entre otros elementos, estas son consideradas como un sistema de protoescritura, anterior al menos 10.000 años a otros sistemas que surgieron durante el Neolítico en Oriente Próximo, advierten los autores.

Para Paul Pettitt, coautor de la publicación, los resultados de su estudio “demuestran que los cazadores-recolectores de la Edad de Hielo fueron los primeros en utilizar un calendario sistemático y marcas para registrar información sobre los principales acontecimientos ecológicos”, así como para medir el tiempo, una práctica que, señala, “acabaría convirtiéndose en algo habitual entre nuestra especie”.

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