Un grupo de paleontólogos, dirigido por la Universidad de Texas en Austin, realizó un inventario fósil que revela la diversidad de dinosaurios y aves en la parte chilena de la Patagonia durante el Cretácico superior, justo antes de que los dinosaurios no aviares se extinguieran. Los fósiles hallados, que datan de hace 66-75 millones de años, representan el primer registro de terópodos. Este grupo de dinosaurios incluye tanto a las aves modernas como a sus parientes dinosaurios no aviares más cercanos, según comunicó el centro académico.

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“La fauna de la Patagonia previa a la extinción masiva era realmente diversa”, comentó la autora principal, Sarah Davis. “Tienes grandes carnívoros terópodos y carnívoros más pequeños, así como estos grupos de aves que coexisten junto con otros reptiles y pequeños mamíferos”, subrayó. Los hallazgos incluyen megarraptores gigantes, con grandes garras en forma de hoz, los unenlagia y aves del grupo que también incluye las especies modernas de hoy.

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Desde gigantes hasta enanos

Con más de 7,6 metros de largo, los megarraptores se encontraban entre los dinosaurios terópodos más grandes de América del Sur durante el Cretácico superior. Por su parte, los unenlagia agrupaba miembros que iban desde el tamaño de una gallina hasta ejemplares de más de 3 metros de altura. Los científicos estiman que probablemente estaban cubiertos de plumas, al igual que su pariente cercano, el velocirraptor. Los fósiles de unenlagia descritos en el estudio son el caso más austral conocido de este grupo de dinosaurios.

Los fósiles de aves también pertenecían a dos grupos: enantiornitinas y orniturinas. Aunque ahora extintas, las enantiornitinas eran las aves más diversas y abundantes hace millones de años. Estos parecían gorriones, pero con picos llenos de dientes. El grupo ornithurae incluye todas las aves modernas que viven hoy. El estudio fue publicado en el Journal of South American Earth Sciences. 

Un refugio seguro

Algunos investigadores han sugerido que el hemisferio sur enfrentó cambios climáticos menos extremos o más graduales que el hemisferio norte, después del impacto del asteroide Chicxulub, que causó la desaparición de los dinosaurios hace unos 66 millones de años, en el Cretácico. Esto pudo convertir a la Patagonia y otros lugares del hemisferio sur en un refugio para aves y mamíferos y otras formas de vida que sobrevivieron a la extinción. Davis dijo que este estudio puede ayudar a investigar esta teoría, al construir un registro de la vida antigua antes y después del evento de extinción.

“Aún falta saber cómo la vida se abrió paso en ese escenario apocalíptico y dio origen a nuestros ambientes australes en Sudamérica, Nueva Zelanda y Australia”, indicó Marcelo Leppe, director del Instituto Antártico de Chile. “Aquí los terópodos todavía están presentes, ya no como dinosaurios tan imponentes como los megarraptóridos, sino como la diversa variedad de aves que se encuentran en los bosques, pantanos y marismas de la Patagonia, y en la Antártida y Australia”, aseguró.

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