En diciembre pasado, el gobernador Cuitláhuac García y su secretario de finanzas y planeación se presentaron a informar el estado de la administración estatal en lo referente al cuarto año de gobierno en Veracruz. A manera de balance de la gestión, los dos declararon que en este sexenio se habían invertido en obras y acciones un poco más de 24 mil millones de pesos. El gobernante señaló que habían sido 24 mil 31 millones de pesos, y en su comparecencia en el Congreso el secretario Lima Franco dio la cifra de 24 mil 730 millones 105 mil pesos.
Sin embargo, la duda que existe en los veracruzanos no es sobre el enorme presupuesto gastado en el territorio, sino más bien, saber en qué municipios y en cuáles obras y con qué montos se erogaron esos miles de millones en las obras y acciones que presumieron orgullosos ambos personajes.
Y la duda proviene por que muy pocos saben de la existencia real de esas obras incluidas en los informes, que por la suma general tan elevada, deberían notarse físicamente en algunos municipios, con el agregado de que varias de ellas deberían ser grandes obras de infraestructura.
Y la interrogante de la sociedad es explicable, si se comparan otros sexenios donde, hacia el quinto año de gestión, ya se observaban, se explicaban, o se cuestionaban en el paisaje urbano muchas edificaciones. Miguel Alemán ya construía el Teatro y Centro de Convenciones de Coatzacoalcos, el WTC de Boca del Río, el Museo del Transporte, la remodelación del MIX, 10 rellenos sanitarios regionales o municipales, la continuación del Circuito Presidentes y la avenida Justino Sarmiento en Xalapa, además de la terminación de la autopista a Veracruz, en sus tramos del libramiento de Plan del Río y la ampliación de Palo Gacho a Ciudad Cardel, entre otras.
En el caso de Fidel Herrera, para su quinto año, el cuenqueño llevaba construidos cientos de puentes carreteros o urbanos, además de diversas obras visibles para la población, y sobre todo el Libramiento de Xalapa, que construía su gobierno—que compró los derechos de vía—conjuntamente con la Federación.
No será difícil para los candidatos de la oposición a la gubernatura en 2024, sean Dante Delgado, Pepe Yunes, Juan Manuel Diez, Julen Rementería o Paty Lobeira, que conjuntamente, o cada uno por su lado, elaboren una estrategia política acertada, incisiva y punzante para las campañas electorales, abordando o cuestionando esos datos de gasto o de cifras alegres cuitlahuistas, inquiriendo dónde están, o si está en la oscuridad total la ubicación de esas obras, si en verdad existen, y también cuáles fueron sus procesos licitatorios, sus resultados de auditorías de la ASF o del ORFIS, y más que otra cosa, la calidad de esas construcciones y su precio correcto, sin inflaciones, derivaciones y corrupciones.
Y es un hecho que estos personajes le pondrán toda la atención al ejercicio efectivo y pulcro de los 10 mil millones de pesos que acaba de anunciar el gobernador para este año. El material les llegará desde las propias oficinas de gobierno, como siempre ocurre.
2023 y 2024 serán dos años muy movidos y escudriñados en lo relativo al gasto del gobierno del estado. Por lo pronto, seguiremos preguntando adonde fueron a parar esos 24 mil millones que ya se gastaron en obras y acciones. Esperemos que no hayan sido sobras y sobrantes.